El lamento de Dor-lómin

Entradas etiquetadas como “carne

sigilos…

sigilos

Paredes de luna detienen todos los relojes…

Paredes de luna detienen todos los relojes.
En los bosques más cansados de tus ojos
anidé mi palabra, con inhóspito sigilo.
Pronuncio espejos con las manos delgadas de tristeza.
Es el limo de los verbos y la espuma de la carne,
un sol de sílabas y claveles de bolsillo.
Con duda maestra navegué en silencio por tu ombligo.

Beatriz Hernanz Angulo
De «La lealtad del espejo» 1993

 


frutos prohibidos…

frutos prohibidos

Como la piel de un fruto, suave…

Como la piel de un fruto, suave
a la amenaza de los dientes,
iluminada, alegre casi,
ibas camino de la muerte.

La vida estaba en todas partes:
en tu cabello, sobre el césped,
sobre la tierra que añorabas,
sobre los chopos,  por tu frente…

Todo pasó, tal un verano,
sobre tu carne pura y breve.
Como la piel de un fruto, ¡eras
tan olorosa y atrayente!

José Agustín Goytisolo

 


germinaciones…

germinaciones

 

 

El fruto redondo

Sí, también yo quisiera ser palabra desnuda.
Ser un ala sin plumas en un cielo sin aire.
Ser un oro sin peso, un soñar sin raíces,
un sonido sin nadie…
Pero mis versos nacen redondos como frutos,
envueltos en la pulpa caliente de mi carne.

Ángela Figuera Aymerich

 


durmientes…

durmientes

Piedra de sal

Tu estabas dormida
como el agua que duerme en la alberca …
y yo llegué a ti
como llega
hasta el agua que duerme
la piedra.
Turbé tu remanso y en ondas de amor te quebraste
como en ondas el agua que duerme se quiebra
cuando
llega
a turbar su remanso dormida
la piedra.

Piedra fui para ti, piedra soy
y piedra quiero ser, pero piedra
blanda de sal
que al llegar a ti se disuelva
y en tu cuerpo se quede
y sea
como una levadura de tu carne
y como el hierro de la sangre en tus venas.
Y en tu alma deje una sed infinita
de amarlo todo … y una sed de belleza
insaciable…
eterna…

León Felipe

 


idolatrías…

idolatriasJezabel

Palidez consumada en el deseo,
suma de carne transparente y fina,
ya sellada, en profética rutina,
para el soldado y para el can hebreo.

¡Oh desahuciada fiebre, oh devaneo
que oscila como péndulo en rüina,
de un viñedo que el sol mimba y fulmina
a cruenta gloria y militar trofeo!

Horror de pausa y de silencio, acaso
para no conocer turbias carreras
del corazón, hacia el fatal ocaso,

ni sentir que en sus válvulas arteras
se endulza ya la sangre paso a paso
para halagar las fauces de las fieras.

Concha Urquiza

 


distancias…

distancias

Espera

Y tú me dices
que tienes los pechos vencidos de esperarme,
que te duelen los ojos de tenerlos vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de golpear mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en besos
desde la ausencia en la que tú me gritas
que me estás esperando.

Y tú me lo dices que estás tan hecha
a este deshabitado ocio de mi carne
que apenas sí tu sombra se delata,
que apenas sí eres cierta
en esta oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.

José Manuel Caballero Bonald

 


¡Felicidad-es!

15sep2015

En un mar de letras
se confunden los dedos
entre pliegues de risas,
comisuras alzadas,
todas…
No hay tiempos
ni pasados ni futuros
abrazados en la garganta
del instante que vivimos.

Vivos, sonriendo.

Reunidos en el vano
de mis manos,
que son tuyas,
modelando tus tobillos.
Y atados por una mirada
silenciosa,
tan sonora,
que provoca éntasis
y un susurro ronco,
descarnado.

Un trazo virtual
en la crónica de deseos
tan soñados.
Mientras nacen nuevos sueños
sin caduca tinta domeñable.

Sencilla es la palabra
que me nace
y sencillo y claro
el sentimiento.

Te amo.
Aishiteru to omedeto,
watashi no Goshujinsama!! ❤

Gatita de Mitxel, 15 de septiembre de 2015


En-a-derezada…

e6bb59b420c18750e887336eb57d2121

Al otro lado de la espina dorsal,
donde quedó olvidada la tímida falta de compostura,
vuelan, y alto ahora,
las feromonas de la memoria y tu disciplina.
Con los pies en las rodillas,
y el corazón en las manos, detenido,
sólo la espiral de aire contenido
mantiene mi cuerpo erguido,
por dentro y por fuera,
honestamente ataviado de tu verdad tañedora.
Hacer de exoesqueleto tu voz rasgueada
y de palabras dos brazos y más de madera,
toma el tiempo de romper el sonido
con un silencio de espectadora urgencia.
Desde mis entrañas hasta mi pelo
hay universos de piel en franco oleaje.
Pero de todo, de todo lo que construyes
en esta pequeña torre de Babel felina,
el lenguaje que pervive sobre los demás
inclina mi frente, eleva mi alma
y arquea de curvas gemidas
la cruda realidad de un erotismo descarnado.
A peldaños asciendes aquel silencio.
El de las bocas, el de la mente.
Y no es en la piel donde has tejido
esta escalera de verdades pellizcadas.

Cuando las cuñas que mantienen el árbol,
de jadeos suspendido,
se van de un golpe,
de un manotazo, con un alarido,
lo que queda en el aire
entre tú y yo,
entre la que era y la que has esculpido,
es una larga costura de adioses,
que dan la bienvenida
a mil pequeñas muertes.
Y así es como me regresas,
a mí misma,
en un río que no cesa.

Cada muelle ya laxo y sus dedos de madera
yacen descuidados, ya olvidados,
junto a la piel muerta
de la que era antes de estar viva.
Aún queda, sin embargo,
una costura cerrada cuyos hilos no sujetas.
Y combada entera, ya sin huesos,
apenas coherente,
dejo libre el hilo maestro
de lo que siempre será mío y sólo mío:
la libertad de entregarte con un gracias
la misma libertad de pertenecerte.

Gatita de Mitxel, 16 de julio de 2015


recatos…

recatos

Lección de amor

Pero chiquilla, te recomiendo
algo de seducción en los grititos:
carnal me gusta el alma
y con alma la carne.

La castidad no puede rebajar la lujuria;
si estuviese hambriento me gustaría saciarme.
Me apetece que la virtud tenga trasero
y que el trasero tenga sus virtudes.

Desde que el dios aquel cabalgó al cisne
a más de una chica le da miedo,
aunque también sufra con gusto
que él se aferre al canto del cisne.

Bertold Brecht
Versión de Jesús Munárriz y Jenaro Talens


Decantada

5c4a9f5fbf2ebe891caac9e48b1aa764Soy de arcilla.
Una muñeca de muñecas
llenas de maullidos.
Hoy me duele
la pequeña niña
que nunca fuí.
La joven que tejía
inocencias como escudos.
La madre que no pude ser.
Arañada por memorias
que mi desmemoria
no desecha.
Grano a grano
me deslizo
en un baile viejo
mientras gira
la sonrisa dulce
que abraza
trémula y tierna
la tinta de mis venas.
Como Sally voy
de costura en costura,
añadiendo hilo
en cada siete de mis dedos.
Y detengo a Cronos
aquietada
en la garganta
de un tiempo
que no es mío.
Me decanto.
Arqueada hasta encontrarme,
no en la arena
ya brumosa…
No.
Sino en la que espera
por caer.
Soy de aire.
Tan ligera como un humo.
Aspirada y devuelta
en un aliento transparente.
Apenas un nombre
o un apodo.
Pero soy.
Sin cadenas ni palabras.
Ese abrazo que nunca fue
Ese hago yo mío
y lo bailo.
Como se bailan
las cosas imposibles.
Con toda el alma
hecha ventisca.
Soy un fuego.
Una brasa que no cesa
Una chispa nada más.
Arabesco en una sombra
de matrioskas.
Y soy de carne.
En la tierra
soy de carne.
Furiosa,
encarnizada
y cruda carne
que desmenuza alaridos
de felina necesidad
mientras danza,
disparatada,
como una hurí,
usando mis rodillas
y mis manos
y mis dientes
para avanzar,
grano a grano,
hasta alcanzarme
y recoger,
en ese segundo incomparable,
a la mujer
que el tiempo
o la vida
ha modelado.
No soy un eco
ni un redoble.
No soy agua.
Soy yo misma.
Soy yo misma.
Decantada,
desnuda de palabras ya.
Yo misma.
Nada menos.
Nada más.


Gatita de Mitxel, 6 de abril de 2015


licantropías…

licantropiasCarta al lobo

Querido Lobo:
Llego aquí después de cruzar el mar abierto del bosque,
el mar vegetal que habitas,
el abierto de ira en la oscuridad y la luz que lo cruza
a hurtadillas,

en su densa, inhabitable noche de aullidos que impera
incluso de día o en el silencio

mar de resmas de hojas
que caen y caen y crecen y brotan, todo al mismo tiempo,
de yerbas entrelazadas,
de mareas de pájaros,
de oleadas de animales ocultos.

Llegue aquí cruzando el puente que une al mundo
temeroso con tu casa,

este lugar inhóspito,
inhóspito porque esta la mar de habitado,
habitado como el mar.

En todo hay traición porque todo esta vivo…

Por ejemplo, aquello, si desde aquí parece una sombra,
¿hacia donde caminara cuando despierte?
Como fiera atacara cuando pase junto a él,
cuando furioso conteste el sonido de mis pasos.

Así todo lo que veo.
En todo hay traición

…era el camino, lobo,
la ruta que me llevaba a ti…

Escucha mi delgada voz, tan cerca.
Ya estoy aquí.

Escoge de lo que traje lo que te plazca.
Casi no puedes mirarlo,
insignificante como es,
perdido en la espesura que habitas.
Estoy aquí para ofrecerte mi cuello,
mi frágil cuello de virgen,
un trozo pálido de carne con poco, muy poco que roerle,
tenlo, tenlo.
¡Apresura tu ataque!
¿Te deleitaras con el banquete?
(No puedo, no tengo hacia donde escapar
y no se si al clavarme los dientes
me miraras a los ojos).

Reconociéndome presa
y convencida de que no hay mayor grandeza que la del
cuello de virgen entregándose a ti,

ni mayor bondad que aquella inscrita en tu
doloroso,
lento
interminable
y cruel
amoroso ataque,

cierro esta carta.
Sinceramente tuya,

                                   Carmen.

Carmen Boullosa

 


Pasiones

11092535_10204046850467235_162842393_n
Dónde queda la tormenta…
Dentro.
Donde la luz fulmina
párpados bajados,
donde el pecho se rompe
en mil cristales mojados…
Dónde ruge el trueno…
Dentro.
Donde tus dedos marcan,
desnudan,
visten.
Donde no sé si grito,
maúllo
o suplico…
Y no hace frío
aunque el agua del mundo
caiga
velando este instante
haciendo de cómplice
entre bambalinas de flecos
Tus labios
Los míos
Y en medio,
en carne viva,
todo lo demás…

Gatita de Mitxel, 27 de marzo de 2015


Tu boca, porque mi boca ya no es mía…

10303944_722125601202699_2978344642897565865_n

Tu boca, porque mi boca ya no es mía
Vagabunda y nómada de dientes prohibidos,
cueva y casa, caravana entera de regalos,
libro y pluma, baúl de palabras no dichas,
puerta, ventana y vientre de tus manos,
mi boca que ya no es mía, en tu boca que hago mía…

Perdido el tiempo entre las perlas
que rasuran tu carne levantisca
y borran su paso a golpe de labios
ocultando a la prisionera deshuesada
que la habita…

Mi lengua suave, suave
que tampoco es mía ya no más,
de gata que te sabe receptivo,
se escapa de mí y solitaria
te hace mapas de navegación improvisados

Te beso con todo,
con toda mi boca ajaezada,
de dientes, lengua, labios
y palabras.
Todos, todas, tuyos.

Gatita de Mitxel, 12 de febrero, 2015


lugares…

lugares

 

La piedad del tiempo

¿En qué oscuro rincón del tiempo que ya ha muerto
viven aún,
ardiendo, aquellos muslos?

Le dan luz todavía
a estos ojos tan viejos y engañados,
que ahora vuelven a ser el milagro que fueron:
deseo de una carne, y la alegría
de lo que no se niega.

La vida es el naufragio de una obstinada imagen
Que ya nunca sabremos si existió,
Pues sólo pertenece a un lugar extinguido.

Francisco Brines
«La última costa» 1995

 


Umbría

10858469_747503111998281_4150272871809645628_n

“Una casa que vivía a oscuras, y un golpe de viento que abre de pronto todas las ventanas. Eso fuiste tú”
La Dama del Alba. Alejandro Casona

Andaba yo supina, en duermevela, ajena y sin embargo lúcida.
Mi carne estaba enlazada en un abrazo irrompible y sin embargo tierno.
Y la sombra era luz tamizada que resbalaba despacio buscando ser día.
No era mañana, aún alentaba el silencio de noche entre sábanas cálidas.

Andaba yo acunada, envuelta, enlazada, protegida.
Como si cada noche de cada día hubiera hecho ese hueco que ahora ocupaba.
Amanecer sabiéndome en casa.
Tanta alegría haciendo de golpe nudos en la garganta.

Nuestra primera mañana…

Y sentir los pulsos tañendo en los dedos
corriendo en rápidos vertidos de caricias
sin prisa
sin pausa
como un susurro que aquieta
y retumba
Modelando mi alma.
De dentro a fuera.

Desnaciéndome umbrales
de umbría madrugada
que moldeó a la pequeña gata
rompiendo sus moldes.

Así, en sonoro silencio,
esa primera mañana de mi vida
Tu vida
Yo que ya no era mía
Vaciada
para llenarme de ti…

Memoria viva. Ya siempre memoria viva.

Gracias… un año después otra vez gracias…


Gatita de Mitxel, 29 de enero de 2015


Eros y Psique

10944943_10203600876358161_125527680_n

Plegando el velo del tiempo y haciendo nuevo el viejo arquetipo de Psique, la dama cuya piel esta noche trasciende ropajes, se acerca a las tres nornas con la armadura de su certeza entre los dedos.

No cederá ante las dudas que ellas destilan en su mente manteniendo la distancia entre su existencia y la realidad que ella ofrece.
Ni inframundo, ni pastel de cebada para Cerberus ni obolos para pasar el Estigio…
Esta Psique se llama Voluptas, y el único Dueño al que quiere embelesar ni es llamado Cupido ni duda de ella. No tendrá que rescatarla de ningún sueño. Ni lanzar ninguna flecha para tenerla enamorada.

Despacio, lenta y con calma, desviste la mirada, los dedos, la carne. Y los deja caer todos al suelo.
En su garganta un collar justo y anillado ciñe un nombre que es más que un nombre. Es el nombre que le ha sido dado como regalo.
El pelo retirado, dejando la tierna piel mordida en el escenario del cuello, como una reverencia cuyo telón no acaba de descender. Siempre expuesta.
Y los senos orgullosamente henchidos y altivos, abalconando la ofrenda de su sonrisa torcida y retadora.

Urd, Verdandi y Skuld reunen sus ojos como reunen su aliento. Ya no más las piernas cruzadas, los brazos en medio o la mirada cuestionadora. El pasado, presente y futuro tienen dientes, bocas y fuego.

Marcan con ellos su piel.
Sonriendo a Eros sin mirarle a Él.

Gatita de Mitxel, 25 de enero, 2015

 


rubores…

rubores Casi obsceno

Si quisieras oír lo que me digo en la almohada
el rubor de tu rostro sería la recompensa
Son palabras tan íntimas como mi propia carne
que padece el dolor de tu implacable recuerdo

Te cuento    ¿Sí?    ¿No te vengarás un día?    Me digo:
Besaría esa boca lentamente hasta volverla roja
Y en tu sexo el milagro de una mano que baja
en el momento más inesperado y como por azar
lo toca con ese fervor que inspira lo sagrado

No soy malvado Trato de enamorarte
Intento ser sincero con lo enfermo que estoy
y entrar en el maleficio de tu cuerpo
como un río que teme al mar pero siempre muere en él

Raúl Gómez Jattin

 


Mientras amaneces

Ako Kondo and Cristiano Martino in Bodytorque_ Photography Paul Scala

 

La desacostumbrada mirada se desnuda

Y no ve.

Recuerda.

Es de día y no importa.

El espejo guarda la memoria…

Luces sosegadas de un amanecer que no acaba de llegar
retenido por un deseo callado que sabe de silencios.
Los embozos son tus brazos que se arquean,
apretando mi sueño aún de párpados pesados.

Y se me enroscan dentro las sonrisas,
el sabor de tu nombre atrapado entre los dientes
y un calor en el vientre
que comienza en tu piel contra la mía
y acaba en un aliento contenido ya despierto.

Soy de arcilla roja y humeante
que recupera sus curvas y arañazos,
dando a tu vigilia de nuevo mi carne
moldeada entre tus dedos.

Y me arrancas la voz del ronco abismo
donde los dientes ya no aprietan
con mordiscos maullados
temblorosos
que aúllan una vez más en el reflejo
que soy tuya.

Esculpiendo,
Hacedor,
cada rincón de mi alma
con el barro de tu carne,
ya el no hueco vacío en mis entrañas.

Y drenas la voz,
el fuego
y el sueño
de un despertar que me rehace
exactamente tal y como tú deseas…

Porque mi cuerpo ya no es mío
me lo entregas con tu piel
en el reflejo de la memoria
cada mañana.

Esa otra que sonríe en la penumbra
se ha grabado combada
en tu mirada
y yace sumergida en la jaula de tus vanos…

Una vez más resucitada.

Gracias, mi Dueño… Gracias

 

Gatita de Mitxel, 25 de septiembre de 2014

Imagen: Ako Kondo and Cristiano Martino in Bodytorque.  Photography: Paul Scala


carnalidad…

carnalidadPrincipio de la carne

Necesito la carne para amarte,
la carne enamorada, pero no
más allá de la tumba sino contra la tumba.
Tendido entre nosotros el temor
ha vencido su insomnio y se remansa.
¿Qué pensará la muerte ante la fiesta?
¿Pierde la compostura, suspende sus trabajos?

¡Antídoto, entusiasmo, derríbale las leyes,
ofrécele estos pechos de artesana
que señalan el norte y piden viaje!
Es lógico perderse, los guías se equivocan.
A veces el destino es blando y tibio y mueve
dos remos terrenales
que remontan la risa hasta el principio,
hasta el punto final de los comienzos.

Andrés Neuman

 


hogares…

hogaresCasa de piel

Igual que en esas series
de cajas chinas, donde va el espacio
acotándose más y más, ciñéndose
a una cuadrada almendra de vacío
en la que todo es íntimo y sensible
a la añorada percepción, el cielo
y el suelo, la ciudad, el edificio,
la planta, el cuarto, el lecho, son tabiques,
progresivos contornos de una carne,
última estancia del saber.

No estamos
juntos, sino trabados, como maclas
de pirita (sistema irregular)
que sueñan con que vientres
y labios se acomoden,
hasta formar el más perfecto sitio
de una desesperada situación.

¿Nunca logran
los amantes, los diestros
en el más hondo menester, su dicha
completa? Siglos llevan pretendiéndola,
y ahora estoy seguro
de que podré, comendador de mármol,
traspasar tu pared, ya trabajada
por dientes y por uñas.

El aguardo
se torna situación: axila, muslo,
senos, vientre, confluyen
en la encantada grieta donde el tiempo se hace
eternidad. Y sigo
ahondando en ti, buscando en ti la cifra
de todo. Y me arrodillo,
y me alzo. Gesticulo
como un torpe feliz que encuentra oro
y lo admira lucir de gloria, y quiere
regarlo con su sangre,
para que luzca más prohibido.

¿Es ésta
la habitación del hombre? En ella gasto
mis años de verdor. El ostensible
vacío luz se hace. Nace el mundo
de nuevo. Ya probado
el fruto está: seremos como dioses.

Alfonso Canales

 


Eva y el Arbol del Conocimiento

eva

Hecha y contrahecha la pequeña rama que es su dedo, se retuerce hasta señalar su propia nariz. Este último brote habla de la carne y por eso señala, ciego, en un gesto imperativo, como carne alzada que es.

Somos carne en la tierra y la carne necesita carne para vivir…

En la boca queda el sabor de mil pecados, concentrado como una miel espesa que poco a poco se hace savia en sus frágiles venas. Cada dulce prohibición se retuerce como un beso robado abrazando su lengua. Y el veneno se convierte en ambrosía cuando lo acepta en su interior.
Su cuerpo se recoge enroscado en concorvada solaz de vaina femenina que derrama lágrimas llenas de por qués. Los por qués han muerto todos cuando la chispa del conocimiento atravesó su sedienta esencia inocente. Y las lágrimas espesas como sangre bañan el suelo que la enraiza.

Justo en ese instante, pariendo futuribles como zarzillos de una cepa sarmentosa, justo entonces… fue mujer.

Sus semillas siguen flotando como un susurro cálido, un sonido ronco o una mirada procaz.
Sonríen…

Saben.

Gatita de Mitxel 25 de junio 2014

 


Bailando

010 Gracias G-M - 13 -

En la filigrana desgranada de mi piel
que anhela y canta.

En el embate al solaz que tus dedos rompen
como un oleaje dibujado en mi arena.

En ese espacio sin tiempos de tu boca
que separa las palabras y las hace fieros besos.

En el raso deslucido de mis canas disfrazadas
y en la argéntea luz de tus sienes masculinas.

En la risa grave que muerden tus labios
y se hace ecos en mi sangre.

En la luz que suena como dedos engarfiados
cuando hablas fijamente con los ojos.

En cada uno de tus gestos.
Animales atávicos que trazan
y arañan su sendero
por mi carne dispuesta y levantada.

En el fresco aroma que te envuelve
y enmascara
el oscuro calor de la piel de tu cuello,
desprevenido.

En la fuerza que no cuentas
pero aúlla y hasta salta
cuando das forma y hasta dictas
el abrazo dormido de mi espalda.

En cada orden que se hace reto
y espera
y deseo
y humilde y agradecida sonrisa.

Bailo.
Bailo con cada brazada de aire
con que llenas mis pulmones.

Y cada vez que expiro
Cada vez que expiro.
Bailo también.

Dentro de mi mísma,
tú mismo.
Una pirueta que hace de tu nombre
el mío.

Por ti
bailando.
Y bailando en ti.
¡Aishiteru, mi Daimio!

Gatita de Mitxel. 27 mayo 2014


alabanzas…

alabanzas.jpg

 

 

Elogio del placer en Sevilla

En qué pliegue de tu carne desdoblada
anidaba el placer

y por qué ahora
tras un vuelo instantáneo
dilata el magnolio
desborda el río
excede el vino la torre de naranjos

por qué respira tanto
en el pecho del mundo.

Jorge Riechmann

 


Eva Y Cipris…

evaycipris.jpg¡Carne, celeste carne de la mujer!

¡Carne, celeste carne de la mujer! Arcilla
-dijo Hugo-, ambrosía más bien ¡oh maravilla!
La vida se soporta,
tan doliente y tan corta,
solamente por eso:
¡roce, mordisco o beso
en ese pan divino
para el cual nuestra sangre es nuestro vino!
En ella está la lira,
en ella está la rosa,
en ella está la ciencia armoniosa,
en ella se respira
el perfume vital de toda cosa.

Eva y Cipris concentran el misterio
del corazón del mundo.
Cuando el áureo Pegaso
en la victoria matinal se lanza
con el mágico ritmo de su paso
hacia la vida y hacia la esperanza,
si alza la crin y las narices hincha
y sobre las montañas pone el casco sonoro
y hacia la mar relincha,
y el espacio se llena
de un gran temblor de oro,
es que ha visto desnuda a Anadiomena.

Gloria, ¡oh, Potente a quien las sombras temen!
¡Que las más blancas tórtolas te inmolen!
¡Pues por ti la floresta está en el polen
y el pensamiento en el sagrado semen!

Gloria, ¡oh, Sublime que eres la existencia,
por quien siempre hay futuros en el útero eterno!
¡Tu boca sabe al fruto del árbol de la Ciencia
y al torcer tus cabellos apagaste el infierno!

Inútil es el grito de la legión cobarde
del interés, inútil el progreso
yankee, si te desdeña.
Si el progreso es de fuego, por ti arde,
¡Toda lucha del hombre va a tu beso,
por ti se combate o se sueña!

Pues en ti existe Primavera para el triste,
labor gozosa para el fuerte,
néctar, Ánfora, dulzura amable.
¡Porque en ti existe
el placer de vivir hasta la muerte
y ante la eternidad de lo probable!…

Rubén Darío