El lamento de Dor-lómin

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besos…

besos

Los besos dados

La memoria de un hombre está en sus besos,
pero nunca es verdad memoria extinta.
Contar la vida por los besos dados
no es alegre. Pero más triste es darlos sin memoria.
Por lo que un hombre hizo cuenta el tiempo.
Hacer es vivir más, o haber vivido,
o ir a vivir. Quien muere vive, y dura.
Así callado, aún mis labios en los tuyos,
te respiro. O sueño en vida o hay vida.
La sospechada vida está en el beso
que vive a solas. Sin nosotros, luce.
Somos su sombra. Porque él es cuerpo cuando
ya no estamos

Vicente Aleixandre

 


corrientes…

corrientes

Descripción de un cuerpo

I
Un cuerpo es una vida
o un instante.
Tal vez la vida toda
donde buscas
el secreto misterio de tu suerte.
Pero también un cuerpo nos deslumbra
con la honda inocencia del deseo.
Súbito, apasionado,
limpio,
con el fugaz calor de las ofrendas.
Un cuerpo es un instante
o una vida.

Y aunque la vida siga
de un cuerpo desterrada,
y aunque el instante quede
como sombra del tiempo,
al final de la ausencia
te aguardará la imagen
de una hermosa amazona
perdida en el sendero
donde quedó la vida,
donde flotó el instante.

II
Desnuda eres
como el azul del mar,
un mar bravío.

III
En la limpia corriente de tu cuello
se va mi corazón,
y sólo encuentra
arrecifes de miel
banderas de la vida.

IV
Asombra tanta sal en esta cala,
la embestida agridulce de unas olas
que esconden su tesoro de placer y misterio.
Aquí,
en la ensenada
en el canto imposible de las noches de insomnio
yo también me desnudo.

V
Heridas del amor,
flores de carne:
mi cuerpo ese jardín
donde tus dientes siembran
heridas del amor,
flores…

Álvaro Salvador

 


complicidades…

complicidades

Mi amor por ti es mucho más que amor…

Mi amor por ti es mucho más que amor,
es algo que se amasa día a día,
es proyectar tu sombra junto a mí,
hacer con ellas una sola vida.

Las miradas que ya al conocer
se hablan entre sí en la distancia,
no hacen falta palabras…qué más da!
si ya interpretamos lo que claman.

Los mil detalles que tienes tú por mí,amor
mi descaro al advertir en lo que fallas,
el sincerarme cuando hay que decir
lo que sinceramente no se calla.

Mi amor por ti es mucho más que amor.
Mi amor por ti es como una nevada,
un torrente de luz, algo tan bello…
como ponerse el sol o amanecer el alba.

Rooque Dalton

 


apariciones…

apariciones

Ella era un fantasma del deleite

Ella era un fantasma del deleite
cuando por vez primera la vi,
ante mis ojos resplandeciente:
una adorable aparición enviada;
para adornar un instante;
Sus ojos eran como estrellas del crepúsculo,
Y del ocaso también sus cabellos oscuros.
Pero todo el resto de ella
provenía de la primavera y su alegre amanecer;
una forma danzante, una imagen radiante
para acosar, sobresaltar y acechar.
La observé más de cerca: un espíritu
¡pero una mujer también!
Leves y etéreos sus movimientos de hogar,
Y su paso era de virginal libertad;
Un semblante en el que se contemplaban
dulces recuerdos, y promesas también;
para cotidiano alimento del ser,
para dolores fugaces, engaños simples,
alabanzas, reproches, amor, besos, lágrimas, sonrisas.
Ahora veo con ojos serenos
el mismo pulso de la máquina;
un ser respirando un aire meditado,
una peregrina entre la vida y la muerte,
la razón firme, la templada voluntad,
paciencia, previsión, fuerza y destreza.
Una mujer perfecta,
noblemente planeada para advertir,
para consolar, y ordenar.
Y aún así un espíritu que resplandece
con algo de luz angelical.

William Wordsworth

 


luces…

luces

Y tu vestidura es blanca

Tienes la cabeza inclinada y me miras,
y tu vestidura es blanca,
y un seno asoma por el encaje
suelto sobre el hombro izquierdo.
Me rebasa la luz; tiembla
y toca tus brazos desnudos.
Vuelvo a verte. Palabras
cerradas y rápidas decías,
que ponían corazón
en el peso de una vida
que sabía de circo.
Profundo el camino
sobre el que descendía el viento
ciertas noches de marzo
y nos despertaba desconocidos
como la primera vez.

Salvatore Quasimodo

 


expresiones…

expresiones

Te quiero…

Te quiero.

Te lo he dicho con el viento
jugueteando tal un animalillo en la arena
o iracundo como órgano tempestuoso;

te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

te lo he dicho con las plantas,
leves caricias transparentes
que se cubren de rubor repentino;

te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,

te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta;
más allá de la vida
quiero decírtelo con la muerte,
más allá del amor
quiero decírtelo con el olvido.

Luis Cernuda

 


credos…

credos

Yo creo, creo, creo, creo…

Yo creo, creo, creo, creo
En mí, en ti, en mi estrella.
No espero nada de la vida
Pero aún así creo, creo, creo.
Todo en la vida así lo mido
Y, con valentía, voy por el camino oscuro,
Yo creo, creo, creo, creo
En mí en ti en mi estrella.

Fedor Sologub
Versión de Jorge Bustamante García

 


tactos…

tactos

No hay palabras

Tocas un cuerpo, sientes su repetido temblor
bajo tus dedos, el cálido transcurrir de la sangre.
Recorres la estremecida tibieza,
sus corporales sombras, su desvelado resplandor.
No hay palabras. Tocas un cuerpo; un mundo
llena ahora tus manos, empuja su destino.
A través de tu pecho el tiempo pasa,
golpea como un látigo junto a tus labios.
Las horas, un instante se detienen
y arrancas tu pequeña porción de eternidad.
Fueron antes los nombres y las fechas,
la historia clara, lúcida, de dos rostros distantes.
Después, lo que llamas amor, quizá se torne forzada promesa,
levantado muro pretendiendo encerrar,
aquello que únicamente en libertad puede ganarse.
No importa, ahora no importa.
Tocas un cuerpo, en él te hundes,
palpas la vida, real, común. No estás ya solo.

Juan Luis Panero
De «A través del tiempo» 1968


Día Mundial de la Poesía

Dia mundial de la poesia

XXXIX

No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas;
pero siempre habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,

mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,

mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;

mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejenc
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,

mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!

Gustavo Adolfo Bécquer

 

 


progresos…

progresos

El crecimiento

Con la palabra inauguramos, damos vida.
Yo te nombro la playa de mi cuerpo,
la bahía de mi boca,
el abra de mis brazos.
Yo te nombro callada,
yo te nombro vibrante.
Te digo aves, te digo remolinos.

Espeso ahora mi juventud, tú la adulteces.
Grave ahora mi corazón, tú me lo sanas.
Tú me haces crecer como la tierra plantas,
como la tierra uvas,
como la tierra creces.
Y yo crezco contigo.
Me haces crecer sobre tu cuerpo
y soy como una enredadera
tendido entre tus brazos.

Peso ahora tu corazón y el mío:
peso lo doble.

Jaime Labastida
De «El descenso» (1960)

 


frutos prohibidos…

frutos prohibidos

Como la piel de un fruto, suave…

Como la piel de un fruto, suave
a la amenaza de los dientes,
iluminada, alegre casi,
ibas camino de la muerte.

La vida estaba en todas partes:
en tu cabello, sobre el césped,
sobre la tierra que añorabas,
sobre los chopos,  por tu frente…

Todo pasó, tal un verano,
sobre tu carne pura y breve.
Como la piel de un fruto, ¡eras
tan olorosa y atrayente!

José Agustín Goytisolo

 


sustentos…

sustentosCómo decir de pronto…

Cómo decir de pronto:
tómame entre las manos,
No me dejes caer. Te necesito:
acepta este milagro,
tenemos que aprender a no asombrarnos
de habernos encontrado,
de que la vida pueda estar de pronto
en el silencio o la mirada.
Tenemos que aprender a ser felices,
a no extrañarnos
de tener algo nuestro.
Tenemos que aprender a no temernos
y a no asustarnos
y a estar seguros.
y a no causarnos daño.

Julia Prilutzky

 


euforias…

euforias

Alegría

Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
( Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía. )

Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.

José Hierro
De «Alegría» 1947

 


velamientos…

velamientos

Ceguera

Me abismo en una rara ceguera luminosa,
un astro, casi un alma, me ha velado la Vida.
¿Se ha prendido en mí como brillante mariposa,
o en su disco de luz he quedado prendida?
No sé…
Rara ceguera que me borras el mundo,
estrella, casi alma, con que asciendo o me hundo.

¡Dame tu luz y vélame eternamente el mundo!

Delmira Agustini

 


florecimientos…

florecimientos

Vida de una flor

Por la verde ronda de hojas ya se asoma
con temor infantil, y apenas mirar osa;
siente las ondas de luz que la cobijan,
y el azul incomprensible del cielo y del Verano.
Luz, viento y mariposas la cortejan; abre,
con la primera sonrisa, su ansioso corazón
hacia la vida, y aprende a entregarse,
como todo ser joven, a los sueños.

Más ahora ríe toda, arden sus colores
y en su cáliz asoma ya el dorado polen;
aprende a sentir el calor del mediodía
y, agotada, se inclina al lecho de hojas por la tarde.

Labios de mujer madura con sus bordes,
donde las líneas tiemblan por la edad ya presentida.
cálida florece al fin su risa, en cuyo fondo
amarga caducidad y hastío anidan.

Pero ya se ajan y reducen los pétalos,
ya cuelgan pesadamente sobre las semillas.
Palidecen los colores como espectros: el gran
secreto envuelve ya a la moribunda.

Hermann Hesse
Versión de Andrés Holguín

 


juegos…

juegos 2

Berta

Estás contra mi pecho,
y sé que todo el aire desordenado
de mi vida
rinde ante ti los brazos, mujer mía.

Conmigo por tantas horas,
tú restauras mi profunda alegría
y la apuntalas a tu modo
en el mundo.
Y eres la fantasiosa que recorre
el delicado juego
de la encantada noche, mi poseída.

Heberto Padilla
De «El justo tiempo humano» 1962

 


confluencias…

confluenciasEsa chica

Había renunciado, como un muerto,
a la vida, al placer. Me limitaba
a resistir -como un superviviente
el día después- cuando llegaste tú.
No hubo ningún milagro, aunque tampoco
lo esperaba. En el cielo, las estrellas
siguieron alumbrando indiferentes,
ajenas a nosotros.
Aquí abajo
nada cambió. El mundo siguió siendo
el infierno de siempre. Los diarios
siguieron vomitando corrupciones,
atentados, catástrofes… No puedo
ni siquiera decir que mejorase
mi opinión del amor. Por no cambiar,
no cambió ni mi suerte. -Soy el mismo
pertinaz perdedor.-
La diferencia
es sólo que estás tú y que contigo
todo es más soportable. Hasta la vida
vuelve a ser un placer
cuando estamos a gusto.

Javier Salvago


esquinas…

esquinasDeshora

                «polvo serán, mas polvo enamorado»
                                          Francisco de Quevedo.

La cercanía infranqueable entre sus cuerpos.
Un puente de miradas donde se cruzan
y se separan.
En sus labios:
un vaivén de palabras
o de silencios
-no la lenta fragua del beso.
No el hondo goce
ni la dicha tersa
de las desnudeces enlazadas:
sólo el roce eléctrico
de los muslos que se adivinan.

Sólo el asombro de conocerse
en la esquina
de los tardíos encuentros.

Y el sueño donde quizá se poseen
al lado
de otro cuerpo que duerme.

Y el carbón del deseo
que ha de volverse sin duda
puro diamante

al precio de no haber sido nunca
los dos el mismo leño
la húmeda llama
en el lecho
de esta única vida.

Eduardo Mitre
De «Líneas de Otoño»

 


nostalgias…

nostalgias

Trasmundo

Más allá del deseo y su luz torpe,
más allá de la risa, al otro lado
de ese instante sin tiempo o la nostalgia,
lejos de la razón, de la locura,
más allá de mí mismo, de la vida,
tan inútil, tan vieja conocida,
más allá de estos sueños, de esta muerte:
tras de la sombra en llamas de tus ojos.

Abelardo Linares
De «Espejos»

 


reencuentros…

reencuentros

 

Allá

Si acaso al otro lado de la vida
otra vez, por azar, nos encontramos,
¿se reconocerán nuestras miradas
o seremos tan sólo un par de extraños?

De todos modos te amaré lo mismo.
Juntos. O separados.

Meira Delmar

 


sinergias…

sinergias

Encuentro

Estábamos tan lejos el uno del otro.
Mares había entre nosotros.
Montañas y agua.
Fuego y viento.
Largos años
de oscura
desesperación
había entre nosotros.

Pero nos encontramos,
a pesar de todo,
porque la vida lo quería
ciegamente.

Otto René Castillo
Extraído de «Poesía» Casa de las Américas, 1989

 


umbrales…

umbralesDel verdadero amor

Hoy traspasé el umbral de mi ventura.
Estabas toda tú desnuda, digo
vestida de candor.
                             -Ven. Te esperaba.
Hoy la mañana proclamó tu nombre
y de dorada, se me fue poniendo
del color verdemar, claro y antiguo,
de tus ojos abiertos.

Y me miré en tus ojos
-¡qué claridad de viña al mediodía!-
y te besé los ojos
y me mojé los labios
del agua rosa-niña de los tuyos.

Nunca pude entender que amarse fuera
quedarse quieto al borde de unos ojos,
asomarse a otra vida y contemplarse
vivido desde lo hondo y para siempre.

Las dobles caracolas de mi oído
guardaron el eco de tu mar, ¡qué dicha
tener conmigo tu reír, tu canto,
tu palabra de amor, claro murmullo!

Toda la casa olía a tu perfume.
Tus dos manos palomas por mi vida.
Mi dolor, mi alegría, todo en orden.
Ser sólo corazón es lo que importan.

Antonio Murciano

 


escribanos…

escribanosServicio de placer

De cada noche que vivimos
recuerdo implacable tus caderas.

Como nunca, nadie
ofreció iguales placeres.

Como nunca, nadie
extrajo de mí la vida.

Dicen que ahora otro,
tan alto como yo,
complace tus caprichos
y los de tus padres.

Soy sólo un escribano
y debo componer
tres mil caracteres cada día.

Apenas sirvo para dar placer.

Harold Alvarado Tenorio

 


eternidades…

eternidadesSólo tú

Tú, mi razón de vida, mi razón
de amor; mi razón, mi pensamiento,
mi desencadenado sentimiento,
la luz y el fuego de mi corazón.

Vivir en ti es vivir, viva pasión,
y la vida sin ti no es mi tormento,
sino injustificable y vano intento,
imposible, imposible abdicación.

Si tú eres la verdad, si tú la vida,
morir será morir, pero prefiero
tan breve posesión de la verdad

a otra existencia luego concedida.
Vivir será morir, pero te quiero.
Sólo tú, sólo tú mi eternidad.

Vicente Gaos