El lamento de Dor-lómin

Archivo para junio, 2018

aéreos…

aereos

Deslumbramiento por el deseo

Instantáneo relámpago
tu aparición
Te asomas súbitamente
en un vértigo de fuego y música
por donde desapareces

Deslumbras mis ojos
y quedas en el aire

Raúl Gómez Jattin

 


luces…

luces

 

Iluminación

El alma existe.
Y huele
a sales y calor,
lleva un silbido impuro,
arde como la menta
y se pliega y se ciñe
a tu vientre.

Andrés Neuman
De «El Tobogán»

 


tres eran tres…

tres mujeres desnudas Edin Morales

Primaveral

Un muro de cristal. Detrás de él están sentadas
tres muchachas desnudas. Un hombre
sube la escalera. Van apareciendo uno a uno,
rítmicamente, sus talones desnudos, manchados
de polvo rojo. Al rato
el resol, silencioso, miope, cubre
el jardín entero; y se oye
cómo se raja el muro de cristal de arriba abajo
por obra de un gran diamante secreto e invisible.

Yannis Ritsos
De «Testimonios II y III»
Versión de Román Bermejo

 


apariciones…

apariciones

Ella era un fantasma del deleite

Ella era un fantasma del deleite
cuando por vez primera la vi,
ante mis ojos resplandeciente:
una adorable aparición enviada;
para adornar un instante;
Sus ojos eran como estrellas del crepúsculo,
Y del ocaso también sus cabellos oscuros.
Pero todo el resto de ella
provenía de la primavera y su alegre amanecer;
una forma danzante, una imagen radiante
para acosar, sobresaltar y acechar.
La observé más de cerca: un espíritu
¡pero una mujer también!
Leves y etéreos sus movimientos de hogar,
Y su paso era de virginal libertad;
Un semblante en el que se contemplaban
dulces recuerdos, y promesas también;
para cotidiano alimento del ser,
para dolores fugaces, engaños simples,
alabanzas, reproches, amor, besos, lágrimas, sonrisas.
Ahora veo con ojos serenos
el mismo pulso de la máquina;
un ser respirando un aire meditado,
una peregrina entre la vida y la muerte,
la razón firme, la templada voluntad,
paciencia, previsión, fuerza y destreza.
Una mujer perfecta,
noblemente planeada para advertir,
para consolar, y ordenar.
Y aún así un espíritu que resplandece
con algo de luz angelical.

William Wordsworth

 


Recorriéndote…

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Quiero morder tu carne,
salada y fuerte,
empezar por tus brazos hermosos
como ramas de ceibo,
seguir por ese pecho con el que sueñan mis sueños
ese pecho-cueva donde se esconde mi cabeza
hurgando la ternura,
ese pecho que suena a tambores y vida continuada.
Quedarme allí un rato largo
enredando mis manos
en ese bosquecito de arbustos que te crece
suave y negro bajo mi piel desnuda
seguir después hacia tu ombligo
hacia ese centro donde te empieza el cosquilleo,
irte besando, mordiendo,
hasta llegar allí
a ese lugarcito
-apretado y secreto-
que se alegra ante mi presencia
que se adelanta a recibirme
y viene a mí
en toda su dureza de macho enardecido.
Bajar luego a tus piernas
firmes como tus convicciones guerrilleras,
esas piernas donde tu estatura se asienta
con las que vienes a mí
con las que me sostienes,
las que enredas en la noche entre las mías
blandas y femeninas.
Besar tus pies, amor,
que tanto tienen aún que recorrer sin mí
y volver a escalarte
hasta apretar tu boca con la mía,
hasta llenarme toda de tu saliva y tu aliento
hasta que entres en mí
con la fuerza de la marea
y me invadas con tu ir y venir
de mar furioso
y quedemos los dos tendidos y sudados
en la arena de las sábanas.

Gioconda Belli.


luces…

luces

Y tu vestidura es blanca

Tienes la cabeza inclinada y me miras,
y tu vestidura es blanca,
y un seno asoma por el encaje
suelto sobre el hombro izquierdo.
Me rebasa la luz; tiembla
y toca tus brazos desnudos.
Vuelvo a verte. Palabras
cerradas y rápidas decías,
que ponían corazón
en el peso de una vida
que sabía de circo.
Profundo el camino
sobre el que descendía el viento
ciertas noches de marzo
y nos despertaba desconocidos
como la primera vez.

Salvatore Quasimodo

 


cuatro gigantes…

Mahler: Symphony No. 1 «The Titan» / Bernstein · Vienna Philharmonic Orchestra

Mahler empezó a trabajar en esta obra en 1884, cuando contaba 24 años de edad, en la época en que trabajaba como director de música y coro en Kassel. Su composición está relacionada con su primer ciclo de canciones, las Canciones de un camarada errante, terminadas tras un episodio amoroso con Johanna Richter, una de las cantantes del teatro de Kassel.1​ El sobrenombre de “Titán” que Mahler puso inicialmente a esta obra proviene de una novela del escritor alemán Jean Paul Richter, aunque especificó que la sinfonía no se basaba en absoluto en ella. En un principio la obra fue concebida como un largo poema sinfónico en cinco movimientos, en el que Mahler utilizó música procedente de su abandonado proyecto de ópera Rübezahl y de la música incidental compuesta para la obra teatral El trompeta de Säkkingen de Viktor Nessler. En todas las ocasiones en que fue interpretada a partir de su estreno en Budapest, la obra se encontró con un rechazo casi total por parte de crítica y público2​ Mahler revisó posteriormente esta sinfonía en varias ocasiones. En 1897 Mahler eliminó uno de los movimientos de la obra, un intermedio lírico titulado “Blumine” (Florecillas), abandonando también el sobrenombre de “Titán”. A partir de este momento, la obra adopta la forma definitiva como Sinfonía en cuatro movimientos. Hoy en día, esta sinfonía es una de las más apreciadas de Mahler, debido a su gran riqueza melódica, y es interpretada con bastante frecuencia en las salas de concierto.

Fuente: Wikipedia.

 


hermosuras

hermosuras

En tu sonrisa

Ya empieza tu sonrisa,
como el son de la lluvia en los cristales.
La tarde vibra al fondo de frescura,
y brota de la tierra un olor suave,
un olor parecido a tu sonrisa,
y a mover tu sonrisa como un sauce
con el aura de abril; la lluvia roza
vagamente el paisaje,
y hacia adentro se pierde tu sonrisa,
y hacia dentro se borra y se deshace,
y hacia el alma me lleva,
desde el alma me trae,
atónito, a tu lado.
Ya tu sonrisa entre mis labios arde,
y oliendo en ella estoy a tierra limpia,
y a luz, y a la frescura de la tarde
donde brilla de nuevo el sol, y el iris,
movido levemente por el aire,
es como tu sonrisa que se acaba
dejando su hermosura entre los árboles…

Leopoldo Panero

 


Llamada inesperada…

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Hoy recibí una llamada inesperada, era él, diciéndome que estaba aquí, hospedado en un hotel, que me esperaba en el restaurante de ese hotel, yo me quedé en shock, no lo podía creer, me sentía emocionada e incrédula a la vez, pero excitada, nerviosa por saberlo aquí y por poder mirarlo por primera vez, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, estaba temblando y le pedí no bromeara con eso, le pedí que no jugara con mis emociones, y él en tono serio me contesto: Yo no juego con eso Perra mía, estoy aquí, quiero verte, poseerte, dominarte, cogerte, hacerte mía… sus palabras estremecieron mi ser, el cuerpo me temblaba, mi coño me delataba y mi corazón latía tan rápido que parecía escaparse de mi pecho para ir a su encuentro. Me dijo: escucha con atención antes de venir tienes que seguir estas indicaciones, si no lo haces ya sabes lo que te espera perra!, yo sólo pude susurrar un: Sí, mi Amo… vendrás con un vestido color negro, que no sea ceñido al cuerpo, que tenga vuelo, sin bragas y sin bra…. sólo, lo escuchaba atenta pero cada vez más ansiosa y excitada; con maquillaje discreto y cabello recogido. Así será mi Señor respondí… te quiero puntual un minuto tarde y te castigaré…. Sí, Mi Señor…. rápido me metí a la ducha, era imposible dejar de temblar por la emoción y la excitación, me sentía muy caliente, deseosa, ansiosa y húmeda, mientras me duchaba miles de imágenes y preguntas venían a mi mente: ¡Está aquí, no lo puedo creer! ¿Qué voy hacer cuando lo tenga en frente? ¿Cómo voy a reaccionar? ¿Cómo será ya en persona? ¿Cómo olerá? ¿Me podré contener al verlo? ¿Le gustaré?….. puufff yo misma trataba de controlarme y calmar mis nervios… ¡ya Viento, tranquila!, no te adelantes, ni te predispongas, todo estará y saldrá bien, mientras me repetía esas palabras en mi mente y enjabonaba mi cuerpo podía sentir mis pechos duros, mis pezones excitados y paraditos, los acariciaba con una mano, mientras con la otra bajaba a mi vientre, en medio de mis piernas era evidente mi excitación, podía sentir ese botóncito que era mi clítoris hinchado, duro, excitado, brotando en medio de mis labios vaginales, lo frotaba con las yemas de mis dedos -hummm- se sentía tan rico, me estremecía pensado en él, contorneaba mi cuerpo, estaba muy, muy caliente, me sentía la más puta, como una perra en celo pensando en él… de repente su voz en mi mente me volvió a la realidad: «Perra, tienes prohibido tocarte si yo, no lo ordeno! te castigaré por ello»…. terminé de ducharme y me alisté lo más rápido que pude, me sentía torpe, mis manos temblaban peor que maraquero en pleno concierto, me vestí, me maquillé y peiné tal como él lo ordeno, salí de casa, me subí al coche para manejar rumbo a su encuentro. El camino de casa al restaurante se me hizo eterno, era inevitable no sentir la humedad en medio de mis piernas, mi clítoris rozando la tela del vestido y el asiento del carro.
Sentía mis pechos cada vez más duros, los pezones punzantes, como si quisieran atravesar la tela del vestido, era evidente lo caliente y excitada que estaba…. sentía una mezcla de vergüenza, pero a la vez adrenalina de que alguien notara mis pechos asomándose por mi escote y trasluciéndose por la tela del vestido… era una sensación y emoción que jamás había sentido, pero no me incomodaba a pesar de la vergüenza que podía sentir; al contrario, más me excitaba y me hacía sentir más SUYA, su puta, su perra más caliente…. pero a la vez en mi vergüenza pensaba ¿Cómo se atreve mi Amo a pedirme que no me ponga bra? con lo tetona que estoy… sí que es un cabrón y perverso, le gusta ponerme en tensión… seguro si mi Amo me viera en estos momentos, disfrutaría al ver a su perra avergonzada, tratando de disimular lo que él es capaz de lograr en mí, movía mi culo en el asiento para sentir el roze de mi clítoris nuevamente, era una sensación tan rica, que solo podía morder mis labios e imaginar su voz en mi cabeza diciéndome: «qué puta eres mi perra, y me encanta que seas así de puta», preguntándome ¿Quién era él? ¿Y quién era yo?….
Yo misma en mis pensamientos respondía usted es mi Amo, mi Dueño, mi Señor, mi cabrón, mi daddy, mi hombre, que hace y dispone de mi cuándo y cómo quiere… yo soy su sumisa, su perra fiel, su puta caliente, su cerda en celo, su mascota, que usa y toma a su antojo y capricho…
Mientras movía mi culo en el asiento podía sentirme cada vez más húmeda, más mojada, sentí miedo de manchar la tela del vestido y que al momento de bajar del carro fuera evidente la mancha de humedad en el, así que aproveche un alto y me subí el vestido, dejando mis nalgas directas en el asiento, un gemido salió de mí al sentir las costuras del asiento directamente en mi coño, ese borde en mi clítoris -huuummm- ¡eres una puta perra Viento, pensé; ¡Sí, me respondí, tan puta como mi Amo desee que sea!!! movía disimuladamente mi culo en el asiento y a la vez me fijaba a los costados del carro para ver si alguien me estaba mirando y se daba cuenta de lo caliente que estaba, en el fondo de mi deseaba que alguien lo hiciera…. sonreía pensando en él; si mi Amo me viera; podía imaginar su sonrisa perversa y lujuriosa, orgulloso de ver la puta que está despertando en mí, para él, para su placer y su disfrute… Hasta yo misma me asombraba.
Llegando al estacionamiento del hotel trate de tranqulizarme, me ví en el espejo, peiné mi pelo un poco con los dedos, revisé mi maquillaje, quería estar perfecta para él, respiré profundo y bajé del carro, sentía mis piernas temblorosas, se me doblaban como fideos al caminar, peor que un novillo recién nacido…. intenté disimular un poco al bajar del carro, pude ver la humedad que había dejado en el asiento, y sentí mi coño escurrir por mis muslos.
Llegando al restaurante me recibió una chica, pregunte por él y ella me guió a su mesa, ese trayecto se me hizo largo, la adrenalina, la ansiedad, la excitación y los nervios se apoderaron de mi, ¡por Dios! aún no puedo creer que lo veré, que estaré delante de él, no sé si pueda mirarle a los ojos, si él notará todo lo que me provoca, lo que me hace sentir?!…. ¿Cómo será su mirada? ¿Qué cara pondrá al verme? ¿Estará más alto que yo? ¿Y si mejor me regreso?…. ¡¡¡Estás loca Viento!!! ya estas aquí y has anhelado este momento por meses. Llegando a su mesa lo ví, ahí estaba él, -puuufff- ¡por Dios! sentía mi corazón latir como nunca, lo veía y pensaba es él, es mi Amo, mi Dueño, deseaba abrazarlo fuerte, besarlo, olerlo, moría de ganas por hacerlo, él me miro y sonrió, ¡por Dios! esa sonrisa pensé, ¡¡me encanta!! esos ojos ¿cómo no sentir esto por él?.. se dará cuenta de que estoy temblando, sentía mi quijada temblorosa, mi boca seca, no podía articular palabra alguna, solo mirarlo con una devoción que deseaba inclinarme ante él; sé que lo notó, caminó hacía mí, tomó mi mano, se acercó a mi oído y susurro: «Estás hermosa mi perra y me complace que hayas cumplido mis indicaciones», me abrazo tan fuerte que sentí pegaba todos mis pedazos, que las dudas y miedos se desvanecieron, miré en sus ojos, en su mirada que era sincero, que podía abandonarme a él, mientras me abrazaba me dijo: «estás temblando me gusta, me gustan sentir tus pechos y tus pezones duros en mi pecho», bajó una de sus manos y disimuladamente la metió en medio de mis piernas, me sorprendí y por inercia miré a los lados para cuidar nadie nos estuviera mirando, él dijo: «ERES MÍA PERRA Y DÓNDE YO QUIERA COMPRUEBO TU HUMEDAD» esas palabras me excitaron e hicieron que humedeciera aún más ¡buena perra! exclamó en voz baja… sacó sus dedos de mi coño y me indicó me sentara a un lado de él, mirando hacía las demás personas que estaban en el restaurante, con mi vestido levantado que mis nalgas estuvieran directo en la silla…. estamos conectados, pensé igual de perverso que yo, sonreí discretamente.
Sentados los dos ya en la mesa, con sus dedos bañados de mi humedad los lamió, los saboreó uno a uno frente a mi -uuufff- pensé por eso me encanta por perverso y morboso, me dijo: «que rica sabes perrita, hoy compruebo lo que me dijiste un día que tu sabor era dulce, ¡me encanta!» ¿Quieres probar? preguntó-  Sí mi Amo, respondí, pensando que me pondría sus dedos en mi boca, y me dijo abre tus piernas, mis dedos ya no tienen de tu esencia, yo nerviosa mirando para todos lados, para ver si alguien nos veía, obedecí, abrí un poco mis piernas para que él metiera sus dedos ¡que rico perrita! me encanta que estés tan caliente, tan mojada, que seas tan obediente y puta… sus dedos entraban en mi, hurgando, yo mordía mis labios para no gemir – ¿Estás caliente mi putita? preguntó-  mucho mi Amo, respondí… sacó sus dedos de mi coño, los puso en mi boca y me ordeno chuparlos… esa sensación de humillación y exhibición me ponía en tensión, me excitaba, me ponía cada vez más caliente, más perra… obedecí y empecé a chupar uno a uno sus dedos, saboreándolos… así perrita que bien lo haces, no pares hasta que yo lo ordene! …
A los lejos miramos al mesero venir rumbo a nuestra mesa para tomar la orden…. y pensé ¿A que hora me dirá que pare? ¿Acaso me tendrá chupándole los dedos mientras el mesero toma la orden? ….. pero irónicamente a la vez no me importaba disfrutaba chupar sus dedos impregnados con mi humedad, imaginando fuera su verga, me sentía como una niña chupando una rica paleta, a escasas mesas de llegar el mesero con nosotros me ordenó parar… no deseaba hacerlo, pero obedecí… inesperadamente mientras el mesero tomaba nuestra orden mi dueño acariciaba mis muslos, buscando mi coño, eso hizo que mi cara se desencajara, que me agitara y excitara aún más…. intentaba disimular, de no mirar al mesero para no darme cuenta si él veía lo que mi Amo me hacía, escuchaba a mi Amo pedir su orden tranquilo, ecuánime, paciente, inexpresivo, cómo todo un Dominante y Señor, en medio de mi excitación, de mi delirios apenas y escuché una voz que me preguntaba que iba a ordenar, no podía articular palabra alguna, temía abrir la boca y se me escapara un gemido, un suspiro..
Mi Amo me calaba, cada vez que el mesero me preguntaba algo, él hundía sus dedos más en mí, le gustaba jugar conmigo, sabía que me estaba conteniendo y que me costaba hablar así que él ordenó por mi, mientras veíamos como el mesero se alejaba mi Amo sacó sus dedos y me los ofreció nuevamente, mientras se los chupaba, me humillaba con una voz muy leve: «¡ERES MÍA PERRA, ERES MI CERDA LAMEVERGA Y ME ENCANTAS!» …seguí chupando sus dedos y él disimuladamente metió su otra mano en mi escote, que ricos pezones tienes me decía mientras los pellizcaba, mis gemidos se ahogaban en su mano, mientras chupaba sus dedos….. me sentía tan humillada, tan exhibida, tan excitada, tan caliente, tan puta, tan perra, tan cerda que deseaba me cogiera ahí mismo que me tumbara sobre la mesa boca abajo, levantara la falda del vestido y me metiera su verga dura, de un solo golpe , empecé a desvariar, a imaginar…
Ya no me importaba si nos miraran o no, sólo deseaba que me hiciera suya, sólo deseaba obedecerlo, suficiente, me dijo: deja de lamer, ahora baja tu mano por debajo de la mesa y busca mi verga para que veas lo que tu obediencia provoca en tu Amo… así lo hice, bajé mi mano y acaricié por encima de su pantalón su muslo, subí hasta llegar a su verga que se sentí dura, excitada, hinchada, a punto de romper el ziper.
Deseaba meterla a mi boca, ponerme debajo de la mesa y mamársela, devorarla con mi boca, de repente me tomó con ternura por la barbilla y me dijo: «Sé lo que estás pensando y deseas mi perrita golosa, y lo harás, porque yo también lo deseo, pero ahora es tiempo de almorzar, después co…meremos.

 

Meinuchan de Mitxel.


degustaciones…

degustaciones

Alianza

Un bosque entero ha regresado desde tu nuca
esta noche, lo he visto conciliador,
amigo, decididamente a favor
de lo posible, tú dormías
tras la severidad de las últimas jornadas.
No quise despertarte, me refresqué en tu pulso.
Las señales parecen indudables:
podemos auxiliar a tiempo, juntos,
al número dos de dios, al tres, a otros acaso.
Ahora es sazón de no olvidar los sueños.

2
Hueles
tan bien. Hay miel como hay sudor,
hay trigo y tierra. Yo lo veo y lo oigo resonante,
tan bien. Sabes tan bien gozar.
Preservas tanto instinto de la flor a la fruta.
Yo lo veo y lo oigo y te respiro y otra vez
te tomo abierta en nuestra mesa de viento.

3
He soñado
la salvación de tu sudor

defiendo
nuestra intimidad común
ante los estragos de este cielo sangriento

recibo
en la libertad de tu cuerpo marcado
la ligera prosodia del placer

he soñado
la salvación de tu sudor.

4
Luego en el filo de la sombra
bailas
iluminada por blanca lentitud, bellísima,
tajantemente viva, sabiendo en todos los poros
y en todas las arrugas del placer,
que es bien cierta la muerte, mas sólo empieza mañana.

Jorge Riechmann
De «El corte bajo la piel»