El lamento de Dor-lómin

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complicidades…

complicidades

Mi amor por ti es mucho más que amor…

Mi amor por ti es mucho más que amor,
es algo que se amasa día a día,
es proyectar tu sombra junto a mí,
hacer con ellas una sola vida.

Las miradas que ya al conocer
se hablan entre sí en la distancia,
no hacen falta palabras…qué más da!
si ya interpretamos lo que claman.

Los mil detalles que tienes tú por mí,amor
mi descaro al advertir en lo que fallas,
el sincerarme cuando hay que decir
lo que sinceramente no se calla.

Mi amor por ti es mucho más que amor.
Mi amor por ti es como una nevada,
un torrente de luz, algo tan bello…
como ponerse el sol o amanecer el alba.

Rooque Dalton

 


luces…

luces

Y tu vestidura es blanca

Tienes la cabeza inclinada y me miras,
y tu vestidura es blanca,
y un seno asoma por el encaje
suelto sobre el hombro izquierdo.
Me rebasa la luz; tiembla
y toca tus brazos desnudos.
Vuelvo a verte. Palabras
cerradas y rápidas decías,
que ponían corazón
en el peso de una vida
que sabía de circo.
Profundo el camino
sobre el que descendía el viento
ciertas noches de marzo
y nos despertaba desconocidos
como la primera vez.

Salvatore Quasimodo

 


luchas…

luchas

El amor está en lo que tendemos…

El amor está en lo que tendemos
(puentes, palabras ).

El amor está en todo lo que izamos
(risas, banderas).

Y en lo que combatimos
(noche, vacío)
por verdadero amor.

El amor está en cuanto levantamos
(torres, promesas).

En cuanto recogemos y sembramos
(hijos, futuro).

Y en las ruinas de lo que abatimos
(desposesión, mentira)
por verdadero amor.

José Ángel Valente
De «Breve son» 1968


artesanías…

artesaníasCuando quise leer la caligrafía de las brasas…

Cuando quise leer la caligrafía de las brasas,
las palabras sin certezas hacían un ruido de celofán
entre los dedos, ya entonces alguna brecha abierta,
arrugas que no supe interpretar. Las manos de un
alfarero loco modelaban mi sombra y el orfebre puso
a secar mi corazón encima de la empalizada.

Amalia Iglesias
De «Dados y dudas» 1996

 


quietudes…

quietudes

Ahora que todo vuelve…

Ahora que todo vuelve: el silencio y la espera,
las palabras que hemos guardado en lugar seguro
todo este julio de viento y nostalgia.
Ahora que todo vuelve: la tibieza del cuerpo
aquietado y dócil bajo las manos amantes
y aquel perderse en las tardes tranquilas,
bosque adentro, por el tapiz crujiente de hojas de pino,
¿no es su valor este esfuerzo cálido y el quererse
con certeza a solas, la dura
voluntad de permanecer, presente y ausente a la vez,
sin pensar que el tiempo es un vacío sin límites?

Mujer: nada me cuesta decir tu nombre,
aunque estés lejos. Lo escribo en las piedras y el agua,
en la sombra acogedora de los árboles a la vera del río
y en el comedor de casa. Sé que oirás
mis palabras, porque llevas en las manos
el signo de un tiempo nuevo, y has crecido en la esperanza
de que alguien lo aceptara sin hacerte preguntas.

Miquel Martí i Pol
De «He heredado la esperanza»
Versión de Adolfo García Ortega

 


riquezas…

riquezas

Elogio del estar

Dulce es morir a veces de tu cuerpo,
dulce resucitar en tu mirada.

Dulce el crujir de la luz que abre las horas,
dulce la espera, dulces los estambres
que reparte tu mano tibiamente. Apenas
hace falta decirlo. quizá sólo
depositar las palabras en el quicio
de una ventana, donde las encuentres.

En definitiva: muy rico soy de ti,
hay música en el aire y en la cama,
todo valió la pena.

Jorge Riechmann

 


reencarnaciones…

reencarnaciones

Como árboles

Quién hubiera dicho
que estos poemas de otros
iban a ser míos

después de todo hay hombres que no fui
y sin embargo quise ser
sino por una vida
al menos por un rato
o por un parpadeo

en cambio hay hombres que fui
y ya no soy ni puedo ser
y esto no siempre es un avance
a veces es una tristeza

hay deseos profundos y nonatos
que prolongué como coordenadas
hay fantasías que me prometí
y desgraciadamente no he cumplido
y otras que me cumplí sin prometérmelas

hay rostros de verdad
que alumbraron mis fábulas
rostros que no vi más pero siguieron
vigilándome desde
la letra en que los puse

hay fantasmas de carne
otros de hueso
también los hay de lumbre y corazón
o sea cuerpos en pena almas en júbilo
que vi o toqué o simplemente puse
a secar
             a vivir
                        a gozar
                                       a morirse

pero además está lo que advertí de lejos
yo también escuché una paloma
que era de otros diluvios
yo también destrocé un paraíso
que era de otras infancias
yo también gemí un sueño
que era de otros amores

así pues
desde este misterioso confín de la existencia
los otros me ampararon como árboles
con nidos o sin nidos
poco importa
no me dieron envidia sino frutos
esos otros están
aquí
sus poemas
son mentiras de a puño
son verdades piadosas
están aquí
                rodeándome
                                    juzgándome
con las pobres palabras que les di

hombres que miran tierra y cielo
y a través de la niebla
o sin sus anteojos
también a mí me miran
con la pobre mirada que les di
son otros que están fuera de mi reino
claro
        pero además
                            estoy en ellos

a veces tienen lo que nunca tuve
a veces aman lo que quise amar
a veces odian lo que estoy odiando
de pronto me parecen lejanos
tan remotos
que me dan vértigo y melancolía
y los veo minados por un duelo sin llanto

y otras veces en cambio
los presiento tan cerca
que miro por sus ojos
y toco por sus manos
y cuando odian me agrego a su rencor
y cuando aman me arrimo a su alegría

quién hubiera dicho
que estos poemas míos
iban a ser
de otros.

Mario Benedetti

 


esquinas…

esquinasDeshora

                «polvo serán, mas polvo enamorado»
                                          Francisco de Quevedo.

La cercanía infranqueable entre sus cuerpos.
Un puente de miradas donde se cruzan
y se separan.
En sus labios:
un vaivén de palabras
o de silencios
-no la lenta fragua del beso.
No el hondo goce
ni la dicha tersa
de las desnudeces enlazadas:
sólo el roce eléctrico
de los muslos que se adivinan.

Sólo el asombro de conocerse
en la esquina
de los tardíos encuentros.

Y el sueño donde quizá se poseen
al lado
de otro cuerpo que duerme.

Y el carbón del deseo
que ha de volverse sin duda
puro diamante

al precio de no haber sido nunca
los dos el mismo leño
la húmeda llama
en el lecho
de esta única vida.

Eduardo Mitre
De «Líneas de Otoño»

 


guitarras…

guitarrasCanción para la guitarra

            Y canto para adentro
            porque no tengo afueras…

Me aprieto la guitarra
y siento la madera.
Se me llenan de música
las oscuras cavernas…

            Yo soy yo, limitado
             por carne sorda y venas.

Si alguna vez levanto
los ojos de las cuerdas,
me siento fugitivo
de lo que vale y cuenta.

Y no me reconozco,
y me doy tanta pena
que enmudezco y me duele
la raíz de la lengua

              Por eso cuento y canto
              para adentro las penas:
              Porque me sueno a hombre
              y me duelo de veras…

Y puedo decir: Hambres,
en plural; Vida Perra;
o simplemente Amor;
y escupir a la Tierra…

Canciones que me arranco
de las furiosas piedras
del montón de la sangre
que llevo siempre a cuestas.

Palabras con sentido,
efectivas vivencias.
No, Sol, Luna, Nenúfar
o Arcángel sin Fronteras.

Me escucho y no me importa
que los demás entiendan;
me basta con sentirme
el alma en la madera.

             Que canto para adentro,
             porque no tengo afueras.

Victoriano Crémer

 


letras…

letrasA quien interese

A quien interese:
Hoy dejo aquí esta carta,
tiene muy pocas letras,
contiene escasas palabras.

Perdí casi todas mis letras,
en poemas,
en batallas,
en noches de insomnio repletas,
y en las tardes aquellas
que me creí enamorada.

Hoy sólo me quedan lágrimas,
las más sufridas,
las más suspiradas,
de esas que lloran los ojos
y llueven directo del alma.

Si tiene alguna letra perdida,
que sobre
o que no vaya a usarla,
puede dejarla aquí mismo,
yo sabré apreciarla.

Ligia García y García

 


lecturas…

lecturas 2El espejo

Tiene la blanca mano
apoyada en el libro pequeño,
sobre las pequeñas hojas blancas
donde, absorta, se pierde.

Hundida en el sillón, los ojos
tibiamente impregnados de sensación de ver,
aunque sin forma; en torno los objetos
se alzan como muros
a los que sólo la incansable
profundidad de las pupilas
puede ahondar en plenitud, y observa
el modo simple en que se acopla el mundo
a su tacto, sin queja.
Cuanto sus dedos asen
fuertemente lo tiñen de lucidez. Del cerco
nunca insalvable de la lejanía
en que hasta las palabras
más repentinamente próximas participan
la protege este libro pequeño,
en cuyas pequeñas hojas blancas sus blancas manos se posan.

Y algún vago deseo
le asalta: «cuerpo hermoso
para ofrecer, quién sabe, blando muslo,
labios acaso con temblor de aurora».
Pero apenas si el brazo, febrilmente extendido,
roza el sereno cristal que nada responde.

Ciego el espejo es
para el que en su pulida entraña no consigue iniciarse
con claridad. Y vuelve
a acariciar su cuerpo, que, de nuevo, insensible,
se funde en la lejana realidad envolvente.

Cuando ha dejado de sentir el apacible mordisco de las
últimas luces
cierra con lentitud el libro. Y comienza otra noche,
en donde los objetos, incluso los más cercanos, también a ella
la ignoran.

Jenaro Talens
«Víspera de la destrucción» 1966-1968

 


Tu boca, porque mi boca ya no es mía…

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Tu boca, porque mi boca ya no es mía
Vagabunda y nómada de dientes prohibidos,
cueva y casa, caravana entera de regalos,
libro y pluma, baúl de palabras no dichas,
puerta, ventana y vientre de tus manos,
mi boca que ya no es mía, en tu boca que hago mía…

Perdido el tiempo entre las perlas
que rasuran tu carne levantisca
y borran su paso a golpe de labios
ocultando a la prisionera deshuesada
que la habita…

Mi lengua suave, suave
que tampoco es mía ya no más,
de gata que te sabe receptivo,
se escapa de mí y solitaria
te hace mapas de navegación improvisados

Te beso con todo,
con toda mi boca ajaezada,
de dientes, lengua, labios
y palabras.
Todos, todas, tuyos.

Gatita de Mitxel, 12 de febrero, 2015


Rastros

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Escribía un diario.
Con la cabeza llena de pájaros…
Uno de hojas sueltas donde el papel era espontáneo.
Un mantel de papel de una mesa anónima, en umbría, de algún rincón descubierto vagabundeando.
Una servilleta o dos, desmembradas en gasas finas y quebradizas que suponían un reto a mi pluma de tinta verde.
La cara oculta de una hoja de apuntes.
La contracubierta de algún cuaderno de pintura…
Una vez escribí en mi brazo. desde el codo hasta la muñeca, guardando todo bajo una manga que avariciaba mis dedos.
Una vez entinté completamente la planta de mi pie.

Era un diario de fuego.
Con todas esas palabras que me tenían confusa.
Ardor, anhelo, deseo, lujuria, agonía, placer… dolor…
Una vez se coló entre medias un autorretrato a grafito y piel de mi propio escote acalorado.
Un seno desbordaba casi, abalconado y a punto de volar.

El tiempo había borrado las huellas de esta memoria…
Y hoy, desordenando felizmente un poco, encontré un pétalo de esa edad donde la inocencia se viste de baile provocativo sin saber…

Me quedo con una frase al azar…

El orgasmo comenzó justo entre mis ojos y se enterró ávido en mi mente para zambullirse sin rencor entre mis muslos.
Soñé que soñaba complacer…

Ah… mi Dueño…

Gatita de Mitxel, 29 de diciembre, 2014


Felicidades, watashi no Miná…!

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Podría dibujarte con mis dedos, bailando rasgos y emociones, sombreando la paciencia, iluminando tu placer; dando siena en el reto oscuro cuando bajas la frente y esperas una respuesta; sanguina claro, algo difuso, cuando algo en mí te sorprende; alguna respuesta diferente… o no, o la respuesta adecuada y certera que nace espontánea como mi rubor impenitente… Y buscaría un hermoso bermellón para dibujar tu carcajada. Como fuegos artificiales iluminando todo el lienzo.
Podría tallarte con mi boca, en pequeñas mordeduras cuidadosas y prohibidas. Esa línea que la risa deja permanente justo en cada comisura, el hueco profundo que esconde tu barba y me cuenta enciclopedias de una voluntad indomeñable; la lisura de tu frente rota sólo por dos líneas verticales, un poco oblicuas, pequeñas, apenas líneas realmente; el dibujo de tus labios, cuando serio, un contrapunto, nunca lejos de la curva; y de entre todos los bajorrelieves, mordería una talla impresionante que hiciera tu mirada. Esa mirada llena de miradas.
Si te plegara con papel, te haría siempre en yukata. Así, sentado, erguido, alto, todo y más y a un tiempo relajado, tan calmo y tan seguro. Usaría un papel azul, jaspeado, algo que recordara un damero con los ritmos algo dislocados en los bordes. Y plegaría con mucho cuidado tus manos, saliendo de las largas mangas. Hasta en papel hacer tus dedos sería un placer inmenso…
Si te anudara como a un cabo, usando mi rueda de Kumihimo, usaría cuerda de seda en blanco, en negro y en todos los tonos de sombra tostada intermedios. Dejaría un hilo en azul. Y quizás otro, fino en rojo. Y trenzaría la espiral alternada en pequeños puntos reunidos por curvas, para que todas esas emociones que despliegas o contienes se hicieran nubes trepando hasta llegar al nudo. Te remataría de plata. Un extremo, un torque. El otro, la cabeza de un dragón.
Si tuviera que pensar una comida… me es imposible no sonreír aquí la tinta y hacer dulce la respuesta batiendo risueña una crema pastelera. Inusual, sorprendente, siempre tierna pero firme; clara pero intensa; resistente, versátil, honda. Y profundamente sensual.

Si un sonido, mares de tinta necesitaba… pero me quedo con estos sobre los demás: el silencio que hace espera entre esas dos palabras con que siempre me despides. Y esas dos justas palabras.
Y tu risa. Y el murmullo complacido justo antes de apreciar algo que te ha placido. Y… y…
Si un pensamiento… ah, si tuviera que hacerte en filigrana como un pensamiento al que regresar una vez y otra, como un nombre o un concepto, por supuesto elegiría una palabra, una nuestra, una sóla, y me mordería los nudillos por tener que dejar detrás los pares de letras que apuntalan esa una… pero no puedo evitarlo, como un cielo entero, eres Mi Dueño. Y la cúpula que abarca sólo eso ya…
Si una sensación, igualmente me retuerzo, regalas muchas, eres muchas, voy a tener que rendirme en ésta, incapaz de reducirlas todas a una sola… pero si Aishiteru no las reduce…
Pequeñas trampas, mi Daimio, pequeñas trampas, para buscar una palabra, una sensación, un pensamiento, necesito recurrir a las mías…
Ni me atrevo a buscar una sola canción. Ese es un reto imposible. Aunque hay cierto ritmo familiar que desde hace ya casi un año te define…
Pero si quiero expresarte en un deseo, elijo el Deseo de desear.
Deseo de cumplir cada línea de la larga lista que escribimos, y de tener mucho espacio libre para seguir escribiendo.
No se dice en voz alta o no se cumple.
Pero se alienta como tú alientas, como tú regalas. Generosamente. Y prefiero ignorar los desaires de los genios que ponen trabas a la desmesura… Ten todos los deseos que quieras.

Es tu cumpleaños. Pero soy yo quien se siente regalada.
Por tu mera existencia, que de somera no tiene nada.

Mi deseo para ti, absoluta, desvergonzada, risueña y restallante felicidad.
Te amo, mi Amo.
Tanjoubi omedetou gozaimasu, watashi no daisuki Miná to hontoni Aishiteru!
Watashi no anata…

Gatita de Mitxel, 15 de septiembre de 2014


tactos…

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Quiero

Quiero vivir los nombres
Que el incendio del mundo ha dado
Al cuerpo que los mortales se disputan:
Roca, joya del ser, memoria, fasto.
Quiero tocar las palabras
Con que en vano intenté hurtarte
Al duelo de cada día,
Estela donde habitaban los dioses,
Hoy lisa, espacio para el gesto imposible
Que en el mármol fije el alma que nos falta.
No quiero morir sin antes
Haberte impuesto como una ciudad entre los hombres,
Quiero que seas ante la muerte
El único poema que se escriba en la tierra.

Jorge Gaitán Durán

 


añoranzas…

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Lo que necesito de ti

No sabes como necesito tu voz;
necesito tus miradas
aquellas palabras que siempre me llenaban,
necesito tu paz interior;
necesito la luz de tus labios
!!! Ya no puedo… seguir así !!!
…Ya… No puedo
mi mente no quiere pensar
no puede pensar nada más que en ti.
Necesito la flor de tus manos
aquella paciencia de todos tus actos
con aquella justicia que me inspiras
para lo que siempre fue mi espina
mi fuente de vida se ha secado
con la fuerza del olvido…
me estoy quemando;
aquello que necesito ya lo he encontrado
pero aun !!!Te sigo extrañando!!!

Mario Benedetti

 


armonías…

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Sólo yo

Se van muriendo tus palabras,
el viaje termina sin tu voz.

¡Sólo yo!
¡En el peñón altivo de tu alma,
en el silencio grande de tu alma,
¡Sólo yo!

Tu mano cruza por el aire y deja
vorágines de amor en la Creación,
luego hiere la piel de mis tejidos
con abatidos tonos
de una Escala Menor.

¡Sólo yo!
Sobre la cresta hermosa de tu imagen,
¡sólo yo!

¡Yo, nada más!
¡Nada más yo!
Vibrando en el alma de tus cosas,
rodando sobre el eje de tu mente,
creciendo en el abdomen de tu sombra
y amando el blanco mármol de tu frente.

¡Yo, nada más!
en la armonía de tu canción.
Enloquecido en el vaivén de tu alma,
¡sólo yo!

Dentro de todo lo que huele a ti,
cubriendo todo lo que sabe a ti,
dentro de cada letra que te busca
como un clavel que escribe sin saberlo;
¡sólo yo!

Humberto Garza

 

 


diferentes…

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De la mujer al hombre

Dios te hizo hombre para mí.
Te admiro desde lo más profundo
de mi subconsciente
con una admiración extraña y desbordada
que tiene un dobladillo de ternura.
Tus problemas, tus cosas
me intrigan, me interesan
y te observo
mientras discurres y discutes
hablando del mundo
y dándole una nueva geografía de palabras
Mi mente esta covada para recibirte,
para pensar tus ideas
y darte a pensar las mías;
te siento, mi compañero, hermoso
juntos somos completos
y nos miramos con orgullo
conociendo nuestras diferencias
sabiéndonos mujer y hombre
y apreciando la disimilitud
de nuestros cuerpos.

Gioconda Belli

 


locuras…

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Ámame en mi locura…

Ámame en mi locura.
Nuestro camino es el mismo, igual que nuestra vida.
Mi locura está poblada de maná paradisíaco.
Ámame así en mi ardor.
Sólo sé siempre sencilla
Como las palabras de mis versos.
Quiero ver al amanecer
Tu cuerpo salpicado por gotas de rocío.
Ámame en mi voluptuosidad:
En mi flaqueza, e incluso en la demencia,
El amor siempre nos mostrará el camino cierto
Llenando nuestro paraíso de un calor sin límite.
Ámame a pesar de los rechazos.
Nuestro camino es el mismo, al igual que nuestra vida.
Yo abriré todos los palacios,
Y a tus pies arrojaré
Todos los cetros y coronas
La carga agotadora
Todo lo que los creadores pueden dar.

Fedor Sologub
4 de mayo de 1921
Versión de Jorge Bustamante García

 

 


palabras…

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El amor

Las palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.

Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.

Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.

Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.

Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.

Luis García Montero

 


palabras…

palabras2

 

La Palabra

Nació
la palabra en la sangre,
creció en el cuerpo oscuro, palpitando,
y voló con los labios y la boca.

Más lejos y más cerca
aún, aún venía
de padres muertos y errantes razas,
de territorios que se hicieron piedra,
que se cansaron de sus pobres tribus,
porque cuando el dolor salió al camino
los pueblos anduvieron y llegaron
y nueva tierra y agua reunieron
para sembrar de nuevo la Palabra.

Y así la herencia es ésta:
éste es el aire que nos comunica
con el hombre enterrado y con la aurora de nuevos seres que aún no amanecieron.

Aún la atmósfera tiembla
con la primera Palabra
elaborada
con pánico y gemido.
Salió de las tinieblas
y hasta ahora no hay trueno
que truene aún con su ferretería
como aquella Palabra,
la primera
Palabra pronunciada:
tal vez solo un susurro fue, una gota,
y cae y cae aún su catarata.

Luego el sentido llena la palabra.
Quedó preñada y se llenó de vidas.
Todo fue nacimientos y sonidos:
la afirmación, la claridad, la fuerza,
la negación, la destrucción, la muerte: el verbo asumió todos los poderes
y se fundió existencia con esencia
en la electricidad de su hermosura.

Palabra humana, sílaba, cadera.
de larga luz y dura platería,
hereditaria copa que recibe
las comunicaciones de la sangre:
he aquí que el silencio fue integrado
por el total de la Palabra humana
y no hablar es morir entre los seres:
se hace lenguaje hasta la cabellera,
habla la boca sin mover los labios:
los ojos de repente son palabras.

Yo tomo la Palabra y la recorro
como si fuera solo forma humana,
me embelesan sus líneas y navego
en cada resonancia del idioma:
pronuncio y soy y sin hablar me acerca
al fin de las palabras
al silencio.

Bebo por la Palabra levantando
una Palabra o copa cristalina,
en ella bebo
el vino del idioma
o el agua interminable,
manantial maternal
de las palabras, y copa y agua y vino
originan mi canto
porque el verbo es origen
y vierte vida: es sangre,
es la sangre que expresa su substancia
y está dispuesto así su desarrollo:
dan cristal al cristal, sangre
a la sangre,
y dan vida a la vida las palabras

Pablo Neruda
de Plenos Poderes (1962)

 


tactos…

tactos2

 

Cómo me vas a explicar…

¿Cómo me vas a explicar,
di, la dicha de esta tarde,
si no sabemos porqué
fue, ni cómo, ni de qué
ha sido,
si es pura dicha de nada?
En nuestros ojos visiones,
visiones y no miradas,
no percibían tamaños,
datos, colores, distancias.
De tan desprendidamente
como estaba yo y me estabas
mirando, más que mirando,
mis miradas te soñaban,
y me soñaban las tuyas.
Palabras sueltas, palabras,
deleite en incoherencias,
no eran ya signo de cosas,
eran voces puras, voces
de su servir olvidadas.
¡Cómo vagaron sin rumbo,
y sin torpeza las caricias!
Largos goces iniciados,
caricias no terminadas,
como si aun no se supiera
en qué lugar de los cuerpos
el acariciar se acaba,
y anduviéramos buscándolo,
en lento encanto, sin ansia.
Las manos, no era tocar
lo que hacían en nosotros,
era descubrir; los tactos
nuestros cuerpos inventaban,
allí en plena luz, tan claros
como en la plena tiniebla,
en donde sólo ellos pueden
ver los cuerpos,
con las ardorosas palmas.
Y de estas nadas se ha ido
fabricando, indestructible,
nuestra dicha, nuestro amor,
nuestra tarde.
Por eso no fue nada,
sé que esta noche reclinas
lo mismo que una mejilla
sobre este blancor de plumas
-almohada que ha sido alas-
tu ser, tu memoria, todo,
y que todo te descansa,
sobre una tarde de dos,
que no es nada, nada, nada.

Pedro Salinas

 


respuestas…

 

Tu mirada

Me miraste a los ojos, penetrando,
en lo más profundo de mi alma.
El cristal azul de tus pupilas,
me mostraba, mi imagen reflejada.

Me miraste y pediste temblorosa
que un te amo, saliera de mis labios,
pero ellos ya no tienen más palabras
pues los golpes de la vida los han cerrado.

Me miraste y tu pelo se erizaba,
y una gota redonda en tu pupila
que brotó, de un corazón roto
y cayó recorriendo tu mejilla.

Me miraste y tu rostro empapado
me exigía una palabra, una respuesta,
y mentí diciéndote te amo
por ganar de tu cara una sonrisa.

Walt Whitman
Versión de Leandro Wolfson

 


palabras…

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El tímido susurro de la boca besada…

El tímido susurro de la boca besada
que sonríe: Por un sí,
que hace tiempo no escucho.
Ni tampoco me toca.
Sin embargo quisiera encontrar aún palabras
que estén amasadas
de miga de pan,
o de olor de tilos.
Pero el pan se ha puesto mohoso
y el perfume amargo.

Y en torno a mí se arrastran palabras de puntillas
y me ahogan,
cuando quiero asirlas.
Matarlas no puedo,
y a mí me matan.
¡Y retumban las puertas a golpes de maldiciones!
Si pudiera obligarlas a bailar para mí
se quedarían mudas.
Y aún cojearían.

Sin embargo sé muy bien
que el poeta está obligado siempre a decir más
que lo que esconde el rumor de las palabras.
Y eso es la poesía.
De lo contrario con la palanca del verso no podría
hacer saltar el capullo de los melosos goznes
y obligar al escalofrío
a que nos recorra la espalda
mientras desnuda la verdad.

Jaroslav Seifert
Versión de Clara Janés