El lamento de Dor-lómin

Archivo para septiembre, 2014

Mientras amaneces

Ako Kondo and Cristiano Martino in Bodytorque_ Photography Paul Scala

 

La desacostumbrada mirada se desnuda

Y no ve.

Recuerda.

Es de día y no importa.

El espejo guarda la memoria…

Luces sosegadas de un amanecer que no acaba de llegar
retenido por un deseo callado que sabe de silencios.
Los embozos son tus brazos que se arquean,
apretando mi sueño aún de párpados pesados.

Y se me enroscan dentro las sonrisas,
el sabor de tu nombre atrapado entre los dientes
y un calor en el vientre
que comienza en tu piel contra la mía
y acaba en un aliento contenido ya despierto.

Soy de arcilla roja y humeante
que recupera sus curvas y arañazos,
dando a tu vigilia de nuevo mi carne
moldeada entre tus dedos.

Y me arrancas la voz del ronco abismo
donde los dientes ya no aprietan
con mordiscos maullados
temblorosos
que aúllan una vez más en el reflejo
que soy tuya.

Esculpiendo,
Hacedor,
cada rincón de mi alma
con el barro de tu carne,
ya el no hueco vacío en mis entrañas.

Y drenas la voz,
el fuego
y el sueño
de un despertar que me rehace
exactamente tal y como tú deseas…

Porque mi cuerpo ya no es mío
me lo entregas con tu piel
en el reflejo de la memoria
cada mañana.

Esa otra que sonríe en la penumbra
se ha grabado combada
en tu mirada
y yace sumergida en la jaula de tus vanos…

Una vez más resucitada.

Gracias, mi Dueño… Gracias

 

Gatita de Mitxel, 25 de septiembre de 2014

Imagen: Ako Kondo and Cristiano Martino in Bodytorque.  Photography: Paul Scala


carnalidad…

carnalidadPrincipio de la carne

Necesito la carne para amarte,
la carne enamorada, pero no
más allá de la tumba sino contra la tumba.
Tendido entre nosotros el temor
ha vencido su insomnio y se remansa.
¿Qué pensará la muerte ante la fiesta?
¿Pierde la compostura, suspende sus trabajos?

¡Antídoto, entusiasmo, derríbale las leyes,
ofrécele estos pechos de artesana
que señalan el norte y piden viaje!
Es lógico perderse, los guías se equivocan.
A veces el destino es blando y tibio y mueve
dos remos terrenales
que remontan la risa hasta el principio,
hasta el punto final de los comienzos.

Andrés Neuman

 


ceremonias…

ceremoniasIshmar

para Martha Iga

La manera de peinarte desnuda
ante el espejo húmedo del baño,
de apresar en la palma tu cabello
para escurrir el agua y agacharte
en medio de palabras que no entiendo;
el acto de secar tu piel, la forma
de sentir con las yemas una arruga
que ayer no estaba, o de pasar la toalla
por la pátina oscura de tu pubis;
el modo de mirarte a ti contigo
tan cerca y tan lejana, concentrada
en una intimidad que a mí me excluye,
son gestos cotidianos de sorpresa,
ritos que desconozco al observar
las mismas ceremonias que renuevas
al calor de tu cuerpo y que dividen
un segundo en partículas: espacios
donde la vida expresa su sentido
posible y que se afirman al peinarte
desnuda en las mañanas, como un fruto
que yo contemplo por primera vez.

Jorge Valdés Díaz-Vélez
De «Jardines sumergidos»


desnudeces…

desnudecesUna mujer desnuda y en lo oscuro…

Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.

Mario Benedetti

 


Felicidades, watashi no Miná…!

cumple_2014

Podría dibujarte con mis dedos, bailando rasgos y emociones, sombreando la paciencia, iluminando tu placer; dando siena en el reto oscuro cuando bajas la frente y esperas una respuesta; sanguina claro, algo difuso, cuando algo en mí te sorprende; alguna respuesta diferente… o no, o la respuesta adecuada y certera que nace espontánea como mi rubor impenitente… Y buscaría un hermoso bermellón para dibujar tu carcajada. Como fuegos artificiales iluminando todo el lienzo.
Podría tallarte con mi boca, en pequeñas mordeduras cuidadosas y prohibidas. Esa línea que la risa deja permanente justo en cada comisura, el hueco profundo que esconde tu barba y me cuenta enciclopedias de una voluntad indomeñable; la lisura de tu frente rota sólo por dos líneas verticales, un poco oblicuas, pequeñas, apenas líneas realmente; el dibujo de tus labios, cuando serio, un contrapunto, nunca lejos de la curva; y de entre todos los bajorrelieves, mordería una talla impresionante que hiciera tu mirada. Esa mirada llena de miradas.
Si te plegara con papel, te haría siempre en yukata. Así, sentado, erguido, alto, todo y más y a un tiempo relajado, tan calmo y tan seguro. Usaría un papel azul, jaspeado, algo que recordara un damero con los ritmos algo dislocados en los bordes. Y plegaría con mucho cuidado tus manos, saliendo de las largas mangas. Hasta en papel hacer tus dedos sería un placer inmenso…
Si te anudara como a un cabo, usando mi rueda de Kumihimo, usaría cuerda de seda en blanco, en negro y en todos los tonos de sombra tostada intermedios. Dejaría un hilo en azul. Y quizás otro, fino en rojo. Y trenzaría la espiral alternada en pequeños puntos reunidos por curvas, para que todas esas emociones que despliegas o contienes se hicieran nubes trepando hasta llegar al nudo. Te remataría de plata. Un extremo, un torque. El otro, la cabeza de un dragón.
Si tuviera que pensar una comida… me es imposible no sonreír aquí la tinta y hacer dulce la respuesta batiendo risueña una crema pastelera. Inusual, sorprendente, siempre tierna pero firme; clara pero intensa; resistente, versátil, honda. Y profundamente sensual.

Si un sonido, mares de tinta necesitaba… pero me quedo con estos sobre los demás: el silencio que hace espera entre esas dos palabras con que siempre me despides. Y esas dos justas palabras.
Y tu risa. Y el murmullo complacido justo antes de apreciar algo que te ha placido. Y… y…
Si un pensamiento… ah, si tuviera que hacerte en filigrana como un pensamiento al que regresar una vez y otra, como un nombre o un concepto, por supuesto elegiría una palabra, una nuestra, una sóla, y me mordería los nudillos por tener que dejar detrás los pares de letras que apuntalan esa una… pero no puedo evitarlo, como un cielo entero, eres Mi Dueño. Y la cúpula que abarca sólo eso ya…
Si una sensación, igualmente me retuerzo, regalas muchas, eres muchas, voy a tener que rendirme en ésta, incapaz de reducirlas todas a una sola… pero si Aishiteru no las reduce…
Pequeñas trampas, mi Daimio, pequeñas trampas, para buscar una palabra, una sensación, un pensamiento, necesito recurrir a las mías…
Ni me atrevo a buscar una sola canción. Ese es un reto imposible. Aunque hay cierto ritmo familiar que desde hace ya casi un año te define…
Pero si quiero expresarte en un deseo, elijo el Deseo de desear.
Deseo de cumplir cada línea de la larga lista que escribimos, y de tener mucho espacio libre para seguir escribiendo.
No se dice en voz alta o no se cumple.
Pero se alienta como tú alientas, como tú regalas. Generosamente. Y prefiero ignorar los desaires de los genios que ponen trabas a la desmesura… Ten todos los deseos que quieras.

Es tu cumpleaños. Pero soy yo quien se siente regalada.
Por tu mera existencia, que de somera no tiene nada.

Mi deseo para ti, absoluta, desvergonzada, risueña y restallante felicidad.
Te amo, mi Amo.
Tanjoubi omedetou gozaimasu, watashi no daisuki Miná to hontoni Aishiteru!
Watashi no anata…

Gatita de Mitxel, 15 de septiembre de 2014


posesiones…

posesiones

 

Deja

Si los mínimos dedos de la lluvia
tiemblan sobre tu rostro y se deslizan;
si te envuelve el embozo
de la ligera capa de la brisa;
si el espejo sonríe
cada vez que le miras;
y se elevan del mar múltiples senos
hacia la clara luz de manos tibias;
deja a mis dedos dibujar tu imagen
en prolongada, trémula caricia;
deja a mis brazos circundar los hombros
en actitud tajante, posesiva;
a mi rostro flotar en los radiantes,
oscuros círculos de tus pupilas;
y entera libertad en estas manos,
que anhelantes están de hacerte mía.

Francisco Álvarez

 


aguas…

aguas

 

Ahogada

¡Su desnudez y el mar!
Ya están, plenos, lo igual
con lo igual.
La esperaba,
desde siglos el agua,
para poner su cuerpo
solo en su trono inmenso.
Y ha sido aquí en Iberia.
La suave playa céltica
se la dio, cual jugando,
a la ola del verano.
(Así va la sonrisa
¡amor! a la alegría)
¡Sabedlo, marineros:
de nuevo es reina Venus!

Juan Ramón Jiménez

 


humedades…

humedadesA ti viva

                                    «Es tocar el cielo, poner el dedo
                                    sobre un cuerpo humano.»
                                    Novalis

Cuando contemplo tu cuerpo extendido
como un río que nunca acaba de pasar,
como un claro espejo donde cantan las aves,
donde es un gozo sentir el día cómo amanece.

cuando miro a tus ojos, profunda muerte o vida
que me llama,
canción de un fondo que sólo sospecho;
cuando veo tu forma, tu frente serena,
piedra luciente en que mis besos destellan,
como esas rocas que reflejan un sol que nunca se hunde.

Cuando acerco mis labios a esa música incierta,
a ese rumor de los siempre juvenil,
del ardor de la tierra que canta entre lo verde,
cuerpo que húmedo siempre resbalaría
como un amor feliz que escapa y vuelve…

Siento el mundo rodar bajo mis pies,
rodar ligero con siempre capacidad de estrella,
con esa alegre generosidad del lucero
que ni siquiera pide un mar en que doblarse.

Todo es sorpresa. El mundo destellando
siente que un mar de pronto está desnudo, trémulo,
que es ese pecho enfebrecido y ávido
que sólo pide el brillo de la luz.

La creación riela. La dicha sosegada
transcurre como un placer que nunca llega al colmo,
como esa rápida ascensión del amor
donde el viento se ciñe a las frentes más ciegas.

Mirar tu cuerpo sin más luz que la tuya,
que esa cercana música que concierta a las aves,
a las aguas, al bosque, a ese ligado latido
de este mundo absoluto que siento ahora en los labios.

Vicente Aleixandre

 


esperas…

esperasTe esperaré apoyada en la curva del cielo…

Te esperaré apoyada en la curva del cielo
y todas las estrellas abrirán para verte
sus ojos conmovidos.

Te esperaré desnuda.
Seis túnicas de luz resbalando ante ti
deshojarán el ámbar moreno de mis hombros.

Nadie podrá mirarme sin que azote sus párpados
un látigo de niebla.
Sólo tú lograrás ceñir en tus pupilas
mi sien alucinada
y mis manos que ofrecen su cáliz entreabierto
a todo lo inasible.

Te esperaré encendida.
Mi antorcha despejando la noche de tus labios
libertará por fin tu esencia creadora.
¡Ven a fundirte en mí!
El agua de mis besos, ungiéndote, dirá
tu verdadero nombre.

Ernestina de Champourcín

 


delirios…

deliriosGiro

Como la tarde
que posó una mínima
caricia en tu desnudo,
o el sol dando en tu vientre;
como la tarde toda desprendida
sobre tu seno blanco;
como la tarde me detengo absorto
en la maleza débil de tu voz
y giro en torno a ti,
como la tarde,
deshaciendo este lecho
que ahora esconde en su entraña
tu delirio.

José Lupiáñez