arroyos…
Aún otra amarga gota en el mar sin orillas…
Aún otra amarga gota en el mar sin orillas
donde lo grande pasa deprisa y lo pequeño
desaparece o se hunde, como piedra arrojada
de las aguas profundas al estancado légamo.
Vicio, pasión, o acaso enfermedad del alma,
débil a caer vuelve siempre en la tentación.
y escribe como escriben las olas en la arena,
el viento en la laguna y en la neblina el sol.
Mas nunca nos asombra que trine o cante el ave,
ni que eterna repita sus murmullos el agua;
canta, pues, ¡oh poeta!, canta, que no eres menos
que el ave y el arroyo que armonioso se arrastra.
Rosalía de Castro
de En las orillas del Sar
bohemios…
De bohemia
Noche invernal. En torno de la mesa
transcurre humildemente la velada;
ella calla y me mira; en su mirada
tiembla su corazón hecho promesa.
Callo también y sueño. Me embelesa
la quietud de este cuarto de barriada
en que vivo una hora, sazonada
con mieles de pecado y de sorpresa.
Un abandono lánguido me embarga,
pues en la noche embrujadora olvido
del diario afán la pequeñez amarga,
y porque en el silencio y a su lado,
gozo un minuto libre, en el florido
regazo del azar y del pecado.
Miguel Rash-Isla
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