El lamento de Dor-lómin

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mensajerías…

mensajerias        Soñando

Anoche te soñaba, vida mía,
estaba solo y triste en mi aposento,
escribía… no sé qué; mas era algo
de ternura, de amor, de sentimiento.
Porque pensaba en ti. Quizás buscaba
la palabra más fiel para decirte
la infinita pasión con que te amaba.

De pronto, silenciosa,
una figura blanca y vaporosa
a mi lado llegó… Sentí en mi cuello
posarse dulcemente
un brazo cariñoso, y por mi frente
resbalar una trenza de cabello.
Sentí sobre mis labios
el puro soplo de un aliento blando,
alcé mis ojos y encontré los tuyos
que me estaban, dulcísimos, mirando.
Pero estaban tan cerca que sentía
en yo no sé qué plácido desmayo
que en la luz inefable de su rayo
entraba toda tu alma hasta la mía.

Después, largo, suave
y rumoroso apenas, en mi frente
un beso melancólico imprimiste,
y con dulce sonrisa de tristeza
resbalando tu mano en mi cabeza
en voz baja, muy baja, me dijiste:
-«Me escribes y estás triste
porque me crees ausente, pobre amigo;
pero ¿no sabes ya que eternamente
aunque lejos esté, vivo contigo?»-

Y al despertar de tan hermoso sueño
sentí en mi corazón plácida calma;
y me dijiste: es verdad… ¡eternamente!
¿cómo puede jamás estar ausente
la que vive inmortal dentro del alma?

Manuel María Flores

 


fuegos…

fuegos

 

5

Por el cielo me acerco
al rayo rojo de tu cabellera
De tierra y de trigo soy y al acercarme

Tu fuego se prepara
dentro de mí y enciende
las piedras y la harina

Por eso crece y sube
mi corazón haciéndose
pan para que tu boca lo devore,
y mi sangre es el vino que te aguarda

Tu y yo somos la tierra con sus frutos
Pan, fuego, sangre y vino
es el terrestre amor que nos abrasa

Pablo Neruda
De «Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos»

 


eternidades…

snakewhip.jpgDesde nunca te quiero y para siempre…

Desde nunca te quiero y para siempre,
desde todo y quizá y para siempre,
desde el rotundo rayo que sube por la acequia de las horas
al látigo crecido en mis pupilas ponientes,
veloz mi voz, mi viento:
vértigo de desembocadura
y el más ingrato delta para acabar el viaje.

Hasta la nada espero,
hasta lo lejos de la memoria inútil y el cráter sin crepúsculo,
hasta la duda embriagada de rótulos celestes,
en la fiebre y la luna imantada de agosto.

Amalia Iglesias
De «Un lugar para el fuego» 1985

 


nostalgias…

nostalgias

En estas noches

En estas noches mi sangre siente frío, amada, por tu cuerpo.
Ah, mi ansia es como un agua oscurecida que retiene las puertas de una esclusa,
descansando con la tranquilidad de mediodía,
inmóvil, acechando, ansiosa de estallar. Tormenta de verano
pesadamente retenida en foscos nubarrones.
¿Cuándo caerás, rayo, a quien golpea y carga con placer, a quien
desencadena como balsa,
que abres de par en par los muslos prietos de la presa? Quiero
llevarte conmigo sobre las almohadas como gavilla de nacientes tréboles
en la tierra mullida. Yo soy el jardinero
que te tiende con suavidad. Nube que te rocía
y el aire que te envuelve.
En tu tierra deseo plantar mi fervor delirante
y al florecer con ansia resucitar sobre tu cuerpo.

Ernst Maria Richard Stadler
«Tres poetas expresionistas alemanes» Ediciones Hiperión 1998
Versión de Jenaro Talens