El lamento de Dor-lómin

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corrientes…

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Descripción de un cuerpo

I
Un cuerpo es una vida
o un instante.
Tal vez la vida toda
donde buscas
el secreto misterio de tu suerte.
Pero también un cuerpo nos deslumbra
con la honda inocencia del deseo.
Súbito, apasionado,
limpio,
con el fugaz calor de las ofrendas.
Un cuerpo es un instante
o una vida.

Y aunque la vida siga
de un cuerpo desterrada,
y aunque el instante quede
como sombra del tiempo,
al final de la ausencia
te aguardará la imagen
de una hermosa amazona
perdida en el sendero
donde quedó la vida,
donde flotó el instante.

II
Desnuda eres
como el azul del mar,
un mar bravío.

III
En la limpia corriente de tu cuello
se va mi corazón,
y sólo encuentra
arrecifes de miel
banderas de la vida.

IV
Asombra tanta sal en esta cala,
la embestida agridulce de unas olas
que esconden su tesoro de placer y misterio.
Aquí,
en la ensenada
en el canto imposible de las noches de insomnio
yo también me desnudo.

V
Heridas del amor,
flores de carne:
mi cuerpo ese jardín
donde tus dientes siembran
heridas del amor,
flores…

Álvaro Salvador

 


besamientos…

besamientos

 

 

En la frente besar -penas borrar…

En la frente besar -penas borrar.
Beso la frente.

En los ojos besar, -el insomnio quitar.
Beso los ojos.

En los labios besar  -dar de beber.
Beso los labios.

En la frente besar  -la memoria borrar.
Beso la frente.

Marina Tsvetáieva
Versión de Severo Sarduy

 


nocturnos…

nocturnos

Entra la noche como un trueno…

Entra la noche como un trueno
por los rompientes de la vida,
recorre salas de hospitales,
habitaciones de prostíbulos,
templos, alcobas, celdas, chozas,
y en los rincones de la boca
entra también la noche.

Entra la noche como un bulto
de mar vacío y de caverna,
se va esparciendo por los bordes
del alcohol y del insomnio,
lame las manos del enfermo
y el corazón de los cautivos,
y en la blancura de las páginas
entra también la noche.

Entra la noche como un vértigo
por la ciudad desprevenida,
rasga las sábanas más tristes,
repta detrás de los cobardes,
ciega la cal y los cuchillos
y en el fragor de las palabras
entra también la noche.

Entra la noche como un grito
por el silencio de los muros,
propaga espantos y vigilias,
late en lo hondo de las piedras,
abre los últimos boquetes
entre los cuerpos que se aman,
y en el papel emborronado
entra también la noche.

José Manuel Caballero Bonald

 


letras…

letrasA quien interese

A quien interese:
Hoy dejo aquí esta carta,
tiene muy pocas letras,
contiene escasas palabras.

Perdí casi todas mis letras,
en poemas,
en batallas,
en noches de insomnio repletas,
y en las tardes aquellas
que me creí enamorada.

Hoy sólo me quedan lágrimas,
las más sufridas,
las más suspiradas,
de esas que lloran los ojos
y llueven directo del alma.

Si tiene alguna letra perdida,
que sobre
o que no vaya a usarla,
puede dejarla aquí mismo,
yo sabré apreciarla.

Ligia García y García

 


carnalidad…

carnalidadPrincipio de la carne

Necesito la carne para amarte,
la carne enamorada, pero no
más allá de la tumba sino contra la tumba.
Tendido entre nosotros el temor
ha vencido su insomnio y se remansa.
¿Qué pensará la muerte ante la fiesta?
¿Pierde la compostura, suspende sus trabajos?

¡Antídoto, entusiasmo, derríbale las leyes,
ofrécele estos pechos de artesana
que señalan el norte y piden viaje!
Es lógico perderse, los guías se equivocan.
A veces el destino es blando y tibio y mueve
dos remos terrenales
que remontan la risa hasta el principio,
hasta el punto final de los comienzos.

Andrés Neuman

 


olvidos…

olvidos.jpg

Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Luis Cernuda


soledades…

soledades.jpg

 

Noche de insomnio

Estaba solo, completamente solo,
incluso el sueño nocturno me había abandonado…
De pronto me pareció oír no unas palabras sino unos sonidos,
unos sonidos siempre en tres suspiros
Como viento y harina…
«¿Qué puede ser eso? ¡No hay tiempo que perder!»,
mascullé, y enderezándome el cabello con un trago de vino
me puse en pie y, desnudo, palpé en la oscuridad
y un momento después la negra fiebre de mi mano
abría el armario… En su interior las polillas agitaban los trajes…
Soy más mortal que mi cuerpo…

Vladimir Holan
Versión de Clara Janés

 


sueños…

sueños2

 

Dormir

¡Yo lo que tengo, amigo, es un profundo
deseo de dormir!… ¿Sabes?: el sueño
es un estado de divinidad.
El que duerme es un dios… Yo lo que tengo,
amigo, es gran deseo de dormir.

El sueño es en la vida el solo mundo
nuestro, pues la vigilia nos sumerge
en la ilusión común, en el océano
de la llamada «Realidad». Despiertos
vemos todos lo mismo:
vemos la tierra, el agua, el aire, el fuego,
las criaturas efímeras… Dormidos
cada uno está en su mundo,
en su exclusivo mundo:
hermético, cerrado a ajenos ojos,
a ajenas almas; cada mente hila
su propio ensueño (o su verdad: ¡quién sabe!)

Ni el ser más adorado
puede entrar con nosotros por la puerta
de nuestro sueño. Ni la esposa misma
que comparte tu lecho
y te oye dialogar con los fantasmas
que surcan por tu espíritu
mientras duermes, podría,
aun cuando lo ansiara,
traspasar los umbrales de ese mundo,
de tu mundo mirífico de sombras.

¡Oh, bienaventurados los que duermen!
Para ellos se extingue cada noche,
con todo su dolor el universo
que diariamente crea nuestro espíritu.
Al apagar su luz se apaga el cosmos.

El castigo mayor es la vigilia:
el insomnio es destierro
del mejor paraíso…

Nadie, ni el más feliz, restar querría
horas al sueño para ser dichoso.
Ni la mujer amada
vale lo que un dormir manso y sereno
en los brazos de Aquel que nos sugiere
santas inspiraciones. ..
«El día es de los hombres; mas la noche,
de los dioses», decían los antiguos.

No turbes, pues, mi paz con tus discursos,
amigo: mucho sabes;
pero mi sueño sabe más…  ¡Aléjate!
No quiero gloria ni heredad ninguna:
yo lo que tengo, amigo, es un profundo
deseo de dormir…

Amado Nervo